jueves, 19 de mayo de 2022

¿Lo dijo Lacan o un Psícologo New age Transpersonal?

Los invito a un juego! Les desafío a jugar si pueden adivinar cuál párrafo es de Lacan y cuál es de un Psicólogo Transpersonal. Muchas veces al leer ambas obras no es sencillo diferenciarlos. Por lo que propuse 11 párrafos de Lacan y 9 párrafos de Psicología Transpersonal. Si quieren, dejen en sus comentarios las enumeraciones que consideren correcta de quien es cual. Y al próximo post publicaré los resultados correctos. Participen!

1- Si el dominio que define este don de la palabra ha de bastar a vuestra acción como a vuestro saber, bastará también a vuestra devoción. Pues le ofrece un campo privilegiado.
Cuando los Devas, los hombres y los Asuras —leemos en el primer Brâhmana de la quinta lección del Bhrad-âranyaka Upanishad— terminaban su noviciado con Prajapâti, le hicieron este ruego: “Háblanos”.
“Da, dijo Prajapâti, el dios del trueno. ¿Me habéis entendido?”
Y los Devas contestaron: “Nos has dicho: Damyata, domaos” —con lo cual el texto sagrado quiere decir que los poderes de arriba se someten a la ley de la palabra.
“Da, dijo Prajapâti, el dios del trueno. ¿Me habéis entendido?”
Y los hombres respondieron: “Nos has dicho: Datta, dad” —con lo cual el texto sagrado quiere decir que los hombres se reconocen por el don de la palabra.
“Da, dijo Prajapâti, el dios del trueno. ¿Me habéis entendido?”
Y los Asuras respondieron: “Nos has dicho: Dayadhvam, haced merced” —con lo cual el texto sagrado quiere decir que los poderes de abajo resuenan en la invocación de la palabra.
Esto es, prosigue el texto, lo que la voz divina hace oír en el trueno: sumisión, don, merced. Da da da.
Porque Prajapâti responde a todos: “Me habéis entendido”.
 
2 - el espacio y el tiempo no son entidades separadas sino que están integradas en un continuo tetradimensional conocido como «espacio-tiempo». Lo que una vez percibiéramos como fronteras entre objetos y distinciones entre materia y espacio vacío ha terminado siendo reemplazado por algo nuevo. Así, en lugar de hablar de objetos discretos y de espacios vacíos entre ellos, hoy en día se considera que el universo es un campo continuo de densidad variable.
 
3- desarrollado con espléndida lucidez, tan espléndida que me temo que los comentadores espirituales que se han librado a su exégesis no siempre hayan percibido toda su sutileza. Piensan que el profundo Doctor de la Iglesia se pierde en esta ocasión en cosas harto fútiles. Estas cosas fútiles son, ni más ni menos, lo que hay de más agudo en el pensamiento moderno sobre el lenguaje.
 
4- ¡Pero ojo! Una cosa es la paradoja cuántica y otra la paradoja básica, allí donde retroceden las palabras porque toda afirmación será contradictoria o deja escapar el otro lado en su linealidad: ser/no-ser; 0/1; sí/no; la Alternancia, en fin.
 
5- Newton acabó por dar la fórmula definitiva alrededor de la cual todo el mundo ardía desde hacía un siglo. Hacerlos callar; Newton lo consiguió definitivamente. El silencio eterno de los espacios infinitos, que causaba espanto a Pascal, es algo adquirido después de Newton: las estrellas no hablan, los planetas son mudos porque se los ha hecho callar, única verdadera razón, pues finalmente nunca se sabe lo que puede ocurrir con una realidad.
¿Por qué no hablan los planetas? Es realmente una pregunta. Nunca se sabe lo que puede ocurrir con una realidad, hasta el momento en que se la ha reducido definitivamente inscribiéndola en un lenguaje. Sólo se está definitivamente seguro de que los planetas no hablan a partir del momento en que se les ha cerrado el pico, o sea, a partir del momento en que la teoría newtoniana produjo la teoría del campo unificado, y bajo una forma que se completó después pero que ya era perfectamente satisfactoria para todas las mentes humanas. La teoría del campo unificado está resumida en la ley de gravitación, que consiste esencialmente en que hay una fórmula que mantiene todo esto unido, en un lenguaje ultrasimple constituido por tres letras.
Las mentes contemporáneas opusieron toda clase de objeciones: esta gravitación es impensable, nunca se vio algo así, una acción a distancia, a través del vacío, toda acción, por definición, es entre términos próximos. ¡Si supieran hasta qué punto el movimiento newtoniano es una cosa inconcebible cuando se lo examina con cuidado!
 
6- Pues la experiencia del deseo en la que le es preciso desplegarse es la misma de la carencia de ser por la cual todo ente podría no ser o ser otro, dicho de otra manera, es creado como existente.
 
7- San Agustín recurre a la misma dimensión que nosotros, psicólogos. Pues los psicólogos son personas más espirituales- en el sentido técnico, religioso de la palabra- de lo que suele creerse. Creen, como San Agustín, en la iluminación, en la inteligencia. Eso es lo que designan, cuando hacen psicología animal, con el nombre de instinto, de Erllebnis; se lo señalo de pasada San Agustín abandona la esfera del lingüista porque quiere introducirnos en la dimensión propia de la verdad, cae así en la trampa de la que les hablaba hace un momento. Apenas instaurada, la palabra se desplaza en la dimensión de la verdad. Pero la palabra no sabe que es ella quien hace la verdad. San Agustín tampoco lo sabe, por eso busca alcanzar la verdad como tal, y por iluminación. A ello se debe ese vuelco total en la perspectiva.
 
8 - Los símbolos envuelven en efecto la vida del hombre con una red tan total, que reúnen antes de que él venga al mundo a aquellos que van a engendrarlo “por el hueso y por la carne”, que aportan a su nacimiento con los dones de los astros, si no con los dones de las hadas, el dibujo de su destino, que dan las palabras que lo harán fiel o renegado, la ley de los actos que lo seguirán incluso hasta donde no es todavía y más allá de su misma muerte, y que por ellos su fin encuentra su sentido en el juicio final en el que el verbo absuelve su ser o lo condena —salvo que se alcance la realización subjetiva del ser-para-la-muerte.

9- no debemos dejarnos llevar por ninguna idea sobrevaluada: ni por los pensamientos discursivos cuya cadena nos atrapa en un círculo de confusión, pasión y error, ni por las ideas de tipo intuitivo que intervienen en la percepción sensorial.
 
10- Sartre explicó como «mala fe» o autoengaño por la conciencia y que Freud interpretó como «represión» u ocultación por el «subconsciente», los cuales dependen de nuestra visión fragmentaria y se encuentran en la base de mecanismos tales como el «matiz hedónico», etc., nos impiden descubrir que nuestra condición habitual es carencia de plenitud e insatisfacción que no pueden ser superadas en tanto que ella persista, y darnos cuenta de que ella produce repetida frustración, reiterado dolor y recurrente sufrimiento.
 
11- En efecto, al Padre Beirnaert se le ocurrió decirme: ¿Todo lo que usted acaba de enunciar sobre el tema de la significación, acaso no estaría ya enunciado en la Disputatio de locutionis significatione, que constituye la primera parte del De magistro?
Le contesté: Usted habla como un sabio. Este texto ha dejado huellas en mi memoria, y en el interior mismo de lo que les enseñé la vez pasada. No hay que menospreciar el hecho de que las palabras que les dirijo obtengan tales respuestas, incluso tales conmemoraciones, como se expresa San Agustín lo cual es, en latín, el equivalente exacto de rememoración.
La rememoración del Reverendo Padre Beirnaert viene tan a punto.
 
12- ¿Estás dispuesto a ser absorbido, borrado y aniquilado? ¿Estás preparado para no ser nada, para desaparecer en el olvido? Si no lo estás, jamás podrás cambiar realmente.
 
13- Estoy completamente de acuerdo con Antonin Artaud cuando dice que si al público actual le resulta aburrido Edipo Rey, la culpa no es tanto del público, sino del propio Edipo Rey, que ya no contiene los elementos precisos para despertarnos. Posiblemente la noción tradicional del karma es apropiada en cierto contexto para describir lo que supone el acercamiento al presente puro y la comprensión de las causas, pero una vez intelectualizada y entronizada, como si fuese algo que debemos simplemente creer, sin mayores pruebas y apoyándose en la metafísica más difusa y exótica, pierde toda su veracidad. Tampoco ayuda a comprender que es en este momento de aproximación a lo puro, a lo presente mismo, donde desaparece el karma: lo no-dual.
 
14- Llegamos entonces a lo que descubrió Gödel hace años, o Kant, o Wittgenstein: es imposible en realidad demostrar nada en sentido último y absoluto, inclusive esto mismo. Todo descubrimiento siempre estará apoyado por unos supuestos previos, y lo mejor que puede hacerse en aras de la limpieza y de la ciencia es sacarlos a la luz, admitirlos como tales, y no decir que los demás están bajo estos supuestos y nosotros bajo ninguno porque hemos descubierto los suyos.
 
15- cuando le otorgo como sentido la ciencia newtoniana, la introducción del campo newtoniano, es que en ningún dominio de la ciencia, se tiene este mapping, este mapa para decirnos donde se está y que, además, todo el mundo está de acuerdo al respecto que, para hacer valer la vara de la objeción, que se puede aplicar desde que se comienza a hablar precisamente del mapa, de su azar y de su necesidad y bien cualquiera está en condiciones de objetarles que no hacen ciencia sino filosofía. Esto no quiere decir que todos saben lo que dicen al decirlo, pero en fin se obstinan en esta posición.
El discurso de la ciencia reduce ese donde estamos, en eso. Pero no opera con eso.
 
16- Newton escribió referente a lo que se trataba bajo el nombre de campo de la gravitación que no es más que un puro escrito. Nadie llega aún a dar un soporte substancial cualquiera, una sombra de verosimilitud a lo que enuncia este escrito que parece hasta el presente ser un poco duro, porque no se llega a reabsorberlos en un esquema de otros campos donde se tienen ideas más substanciales; los campos electromagnéticos han dado la imagen: el magnetismo, siempre es un poco animal. El campo de la gravitación, no lo es.
 
17- No estamos tranquilos: un día algo puede sorprendernos. No caigamos en el misticismo, no acabaré diciendo que los átomos y los electrones hablan. ¿Pero, por qué no? Todo es como si. En todo caso, la cosa se demostraría a partir del momento en que comenzaran a mentirnos. Si los átomos nos mintieran, si se las dieran de listos con nosotros, quedaríamos justificadamente convencidos. Palpan aquí de qué se trata: de los otros como tales, y no simplemente en tanto reflejan nuestras categorías a priori y las formas más o menos transcendentales de nuestra intuición.
Son cosas en las que preferimos no pensar: si alguna vez empezaran a removérsenos dentro, miren a dónde llegaríamos. Ya no sabríamos dónde estamos, hay que decirlo, y en
eso pensaba todo el tiempo Einstein, sin dejar de maravillarse. Recordaba sin cesar que el Todopoderoso es un poquito astuto pero de ninguna manera deshonesto. Por otra parte, esto es lo único que permite, porque ahí se trata del Todopoderoso no físico, hacer ciencia, o sea, finalmente, reducir al Todopoderoso al silencio.
 
18- No se ve por qué Freud habría excomulgado a Jung, ni qué autorizaría a sus adeptos a proseguir sobre los de Jung su anatema, si fuera éste el alcance del simbolismo por medio del cual Freud penetró en el análisis del síntoma definiendo a la vez su sentido psicoanalítico. De hecho, nada más diferente que la lectura que las dos escuelas aplican al mismo objeto. Lo grotesco es que los freudianos hayan mostrado no estar en situación de formular de manera satisfactoria una diferencia tan tajante.
El hecho de llenarse la boca con la palabra “científico”, y aun con la palabra “biológico”, que están, como todas las palabras, al alcance de todas las bocas, no les hace ganar un solo punto más en ese camino.
 
19- El Vacío existe más allá de cualquier forma, se halla más allá del espacio y del tiempo y, aunque es la fuente de todo, no procede de ninguna parte. Se trata de un estado en el que no podemos percibir nada en concreto pero en el cual existe la profunda certeza de que lo contiene todo.
 
20- (¡qué duda cabe!), pero no es nada definitivo en sí mismo. Es tan flotante en el vacío, en lo implícito y en lo estipulado por las propias leyes del pensamiento discursivo disponible, como todo lo demás. Jugar con los paradigmas como si nosotros ya no tuviéramos uno –o como si tuviésemos uno definitivo– solo porque hemos explicitado las claves del anterior aboca a falacias epistemológicas y nuevos reduccionismos. En toda negación hay una afirmación, y es preciso que articulemos las cosas de tal modo que sepamos qué afirma y qué niega cada cual.

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