martes, 5 de noviembre de 2013

Un párrafo citado de los últimos escritos de S. Freud

"Tener y ser en el niño. EI niño prefiere expresar la relación objetal mediante la identificación: yo soy el objeto. El tener es ulterior, y vuelve a recaer en el ser una vez perdido el objeto. Modelo: el pecho materno. El pecho es una parte de mí, yo soy el pecho. Más tarde, tan sólo: yo lo tengo, es decir, yo no lo soy…"
-Freud, 12 Julio 1938-
 
Este genial párrafo lo podemos resumir en: "Al tener, ya no soy".
 
Podemos dar cuenta de no tan solo la belleza poética incrustada en su formulación teórica, sino el como se condice punto a punto con muchas formulaciones tanto de Lacan (que siempre enfatizó recalcar esta idea citada desde sus lecturas de Freud) como la última obra de Erich Fromm en su libro "Tener o Ser" de 1976.

domingo, 21 de julio de 2013

Mitos y caricaturas sobre lo sexual en Freud

Desde siempre o desde que comenzó Freud a postular los principios psicoanalíticos, los médicos de su época y todavía hasta hoy se cuestionan (se critica) el postulado de lo sexual o de la sexualidad en Freud o en el Psicoanálisis mismo (concepto polémico en la época de Freud a fines del S.XIX y todavía en pleno S.XXI).

Se enfatiza en catalogar la obra de Freud como mera pornografía (así lo expresó incluso alguna vez su propia esposa Martha), como una teoría psicológica pansexual donde todo conflicto neurótico o patológico (sintomático) se reduce a una roca enquistada en lo sexual que la origina. Más aún, con la teoría del Complejo de Edipo sepultó al psicoanálisis a la peor imagen posible, tras sobredimensionar caricaturescamente en criticas, no sólo el mito edípico (desear a la madre, rivalizar con el padre o un tercero), olvidando que el mismo Freud (1923) dijo: "la relación con los padres debiera referirse por entero a la bisexualidad, y no, como antes lo expuse, por la actitud de rivalidad". Se redujo aquel mito Edípico distorcionado fusionándolo con la exageración del pansexualismo en la siguiente ecuación sesgada en criticas (que todo adherente o lector de psicoanálisis escucha más de alguna vez reiteradas veces): "Yo no puedo creer en una teoría o psicología donde lo central de la persona está en su fijación incestuosa sexual con su madre de querer relaciones sexuales con ella y que las reprimió por culpa de su padre a quien lo odia por no lograr aquellos fines, los cuales están perpetuamente o determinados en la subjetividad hasta su muerte, buscando una pareja tal como lo fue su madre para sublimar o salir de aquel embrollo." Pues justamente, si esa primera imagen de entrada se tiene por lo general al Psicoanálisis, es evidente que tal injusto encuadre de prejuicios, distorsiones, exageraciones, caricaturas, que hasta hoy en día se han mantenido perpetuadas por más de un siglo, se sostienen entre otras causas por: resistencias en abordar temáticas sexuales (especialmente las infantiles, sobre todo con resistencias en negar placer genital antes de la pubertad), la idea de una psicología plenamente biológica (abordable exclusivamente desde componentes orgánicos, restando la historia subjetiva vivencial), una visión particular de una psicología que busca mediciones o estadísticos (rotulaciones y generalizaciones) y no procesos subjetivos que varíen en sus especificidad o particularidad de cada persona y por último, debido a la idea de una eficiencia en al modificación de conductas (lo más inmediata posible) a fines de adaptación social sin preocuparse de lo ético social (las consecuencias culturales) o la legítima diferencia del paciente o modo de ser.


De este modo (tal paupérrima imagen establecida en generaciones de injustas distorsiones y exageraciones), es ciertamente, obvio, sensato, razonable, rechazar cualquier idea que tenga relación con el Psicoanálisis, como una ciencia pervertida, pansexual, incestuosa y reduccionista. Puesto que si algo así existiera en las obras de psicología yo sin lugar a dudas lo rechazaría como falaz e indemostrable.


No creo que tenga sentido aclarar a cabalidad qué de cierto y de mitos hay en la conceptualización del Complejo de Edipo. Si bien es cierto que la obra de Freud se vio en modificaciones (dado su arraigo a su época conservadora a fines del S.XIX y los moldes sociales fijos que hacían difícil separar lo constitutivo psíquico de la producción cultural), debido a los aspectos complejos que se superponen entre lo psicológico y lo social con respecto al conflicto Edipico. Tras la muerte de Freud, hoy en día podríamos decir que el acento que más se extrae como valor Psicoanalítico en el Complejo de Edipo es más bien la idea del Complejo de Castración (en el sentido que si tu madre o cuidador era la figura que mayormente gratificaba tus deseos, se percatará cada uno ´los neuróticos´, que esa cómoda situación se va perdiendo hacia un sentido de autovalerse e independizarse).


No podemos negar, que la obra de Freud si estuvo impregnado de un estudio teorizado a determinar los cuadros sintomáticos desde las frustraciones sexuales en el sentido genital o "vulgar". No es difícil rastrear estas nociones trabajadas en sus Estudios sobre la Histeria, donde se descubrían sucesos traumáticos de invasión sexual prematura (muchos de ellos incestuosos), como también en sus estudios sobre las frustraciones en el coitus interruptus. Puesto que para Freud (adherentes al Psicoanálisis) es absolutamente evidente que lo sexual en el sentido genital y las fantasías sexuales (identificaciones y escenas) tienen un amplio margen inconciente en explorar, lo cual fue el primer terreno más fértil para construir los cimientos del Psicoanálisis sobre la represión, las pulsiones, las fases psicosexuales, etc.

Sin embargo, Freud haciéndose cargo de aquellas criticas exageradas o caricaturescas a su obra. Freud publicó un texto crucial llamado "Análisis Silvestre" de 1910 que marcó la más clara distinción sobre qué se entiende por lo sexual o sexualidad en su obra o en el Psicoanálisis mismo. Si bien Freud en sus comienzos daba un acento bastante mayor a lo sexual en el sentido genital, no puedo saber con certeza que provocó este giro sobre el acento de la sexualidad hacia un sentido de más allá de lo somático, o si en realidad, la postura de Freud allí señalada era la que compartía desde el comienzo de sus teorizaciones. Por esto mismo, resulta importante citar su ensayo "Análisis Silvestre" ya que Freud no fue del todo explicito en sus obras anteriores sobre este tema en particular. No obstante, sabemos que en 1905 su publicación "Tres ensayos de teoría sexual", Freud ya abordaba lo sexual desde los estadios psicosexuales, que no reducían lo sexual a la genitalidad misma, sino que ésta se concentraba pasando o recorriendo su líbido en distintas fijaciones que se terminaban finalmente a un primado de lo genital (idea que posteriormente modificó en parte dejando de dar pleno protagonismo a lo genital dando mayor luz a los efectos sexuales de los besos o caricias por ejemplo). En dicho texto Freud creía que filogenéticamente el autoerotismo oral de la succión dará paso a un estadio anal donde lo placentero estará entre lo retentivo y lo expulsivo en la psicosexualidad anal que está culturalmente enfrascada en el control, la higiene, autovalencia, entre otros.

Lo cierto es que en diferentes escuelas de Psicoanálisis se aborda la noción de lo sexual bajo diferentes modos, pero centrándonos primero en el aspecto Freudiano de dicho texto (antes de abordar algunas nociones posteriores o más actuales de lo sexual en Psicoanálisis) sobre "Análisis Silvestre", citaré lo siguiente con respecto a una paciente que fue derivada muy seguramente por un pleno ignorante respecto al Psicoanálisis: "éste le habla dicho que la causa de su angustia era su privación sexual, que ella no podía prescindir del comercio con el varón y, por eso, sólo tenía tres caminos para recuperar la salud: regresar junto a su marido, tomar un amante o satisfacerse sola. Desde entonces ella tuvo el convencimiento de que era incurable, pues no quería regresar junto a su marido, y su moral y religiosidad le vedaban los otros dos recursos. Había acudido a mí porque ese médico le dijo que se trataba de un descubrimiento nuevo que yo había hecho". Más adelante Freud refiriéndose a esta anécdota expresa: "Supongamos, entonces, que el médico dijo exactamente lo que la paciente informó. A cualquiera se Ie ocurrirá enseguida criticarle que un médico, si se ve precisado a tratar con una señora sobre el tema de la sexualidad, tiene que hacerlo con tacto y consideración. Ahora bien, estos requerimientos coinciden con la obediencia a ciertos preceptos técnicos del psicoanálisis; y además, este médico habría desconocido o entendido mal una serie de doctrinas científicas del psicoanálisis, mostrando así cuán poco avanzó en la comprensión de su esencia y propósitos." Luego Freud comienza con respectivas aclaraciones con respecto a la situación: "Los consejos de nuestro médico permiten discernir con claridad el sentido que atribuye a la «vida sexual». No es otro que el popular, en que por necesidades sexuales se entiende sólo la necesidad del coito o sus análogos, las acciones que tienen por efecto el orgasmo y el vaciamiento de las sustancias genésicas. Ahora bien, este médico no puede ignorar que suele reprochársele al psicoanálisis extender el concepto de lo sexual mucho más allá de su alcance ordinario". Como veremos la idea de lo sexual anteriormente señalada al inicio por las diversas caricaturas no coinciden, incluso Freud posteriormente agrega: "El concepto de lo sexual comprende en el psicoanálisis mucho más; rebasa el sentido popular tanto hacia abajo como hacia arriba. Esta ampliación se justifica genéticamente; también imputamos a la «vida sexual» todo quehacer de sentimientos tiernos que brote de la fuente de las mociones sexuales primitivas, aunque estas últimas experimenten una inhibición de su meta originariamente sexual o la hayan permutado por otra que ya no es sexual. Por eso preferimos hablar de psicosexualidad, destacando así que no omitimos ni subestimamos el factor anímico de la vida sexual. Empleamos la palabra «sexualidad» en el mismo sentido amplio en que la lengua alemana usa el vocablo «lieben» {«amar»}. También sabemos desde hace tiempo que una insatisfacción anímica con todas sus consecuencias puede estar presente donde no falta un comercio sexual normal". Citando hasta aquí hemos despejado todo sesgo injusto respecto a lo pansexual o derivación determinista a lo sexual como origen de síntomas o padeceres. Por si no quedó claro, Freud lo enfatiza aún más al decir: "como terapeutas siempre tenemos en cuenta que el coito u otros actos sexuales a menudo sólo permiten descargar una mínima medida de las aspiraciones sexuales insatisfechas, cuyas satisfacciones sustitutivas nosotros combatimos bajo su forma de síntomas neuróticos. Quien no comparta esta concepción de la psicosexualidad no tiene derecho alguno a invocar los principios doctrinarios del psicoanálisis que tratan de la significatividad etiológíca de la sexualidad".

Luego retomando a este médico que probablemente desfiguró el legado psicoanalítico Freud aclara: "Sin duda que ese individuo habrá simplificado mucho el problema mediante su unilateral insistencia en el factor somático dentro de lo sexual".


Más aún en su obra la Interpretación de los Sueños, Freud también es enfático al decir que se "trasgreden, creo, la medida de lo permisible en la interpretación de los sueños.
La tesis según la cual todos los sueños exigen una interpretación sexual, eterno objeto de polémica en la bibliografía sobre este asunto, es ajena a La interpretación de los sueños. No se la encontrará en ninguna de las ediciones del libro
".
 
Como señalé también al inicio de este ensayo, Freud jamás negó que existen neurosis gatilladas por conflictos sexuales en el sentido genital, pero en dicho texto Freud abre la pregunta: "Es cierto que según el psicoanálisis una insatisfacción sexual es la causa de las afecciones neuróticas. Pero, ¿no dice nada más?". No está demás señalar aquí que Freud tenía bastante claro ya en su época las nociones críticas que despertaban en sus escritos.

Más adelante Freud prosigue sus aclaraciones basándose en sus conceptualizaciones clínicas diferenciando las diversas angustias, pero para no seguir enfatizando más de lo mismo (lo ya citado me parece suficiente), Freud de un modo implícito a lo largo del texto se hace cargo de otra injusta crítica que ha permanecido todavía hoy en el imaginario social sobre el Psicoanálisis, esta es: ¿De qué me sirve saber intelectualmente desde dónde se originaron mis neurosis o síntomas si de esta forma no necesariamente lograría curarme?

Esta pregunta no deja de ser relevante hasta hoy en día en las escuelas psicoanalíticas y cada una de ella otorgan diversas respuestas para afrontar con más herramientas, recursos o métodos dichos procesos terapéuticos. O sea, reformulando la pregunta para aclarar: ¿Un análisis consiste solamente hacerle saber al paciente las razones de su padecer y con ello significaría, la necesaria sanación o extinción de la angustia? incluso para hacerlo más patente aún en la caricatura más clásica: "No creo que sabiendo de mi complejo edipico con mi madre, diciéndome: tu buscas a una mujer como tu madre y al no encontrarla te frustras, me lleve instantáneamente al mejoramiento de mis síntomas o angustias". Esta misma crítica Freud la aborda con mucha claridad en sus Conferencias de Introducción al Psicoanalisis en la Universidad de Clark por 1909, tras la entrega del título de honoris causa en USA. En este mismo Blog he publicado un par de ensayos con respecto al mismo tema, pero por espacio no desplegaré todo lo escrito que ya he dibujado a lo largo de mis ensayos en este Blog (invito a leer los ensayos "Interpretaciones de rocas y calcos" junto al ensayo sobre "Construcciones en análisis").

Freud a su modo lo enuncia someramente y lo contextualiza: "Una concepción hace mucho superada, y que se guía por una apariencia superficial, sostiene que el enfermo padece como resultado de algún tipo de ignorancia, y entonces no podría menos que sanar si esta le fuera cancelada mediante una comunicación (sobre la trama causal entre su enfermedad y su vida, sobre sus vivencias infantiles-, etc.). Pero el factor patógeno no es este no-saber en sí mismo, sino el fundamento del no-saber en unas resistencias interiores que primero lo generaron y ahora lo mantienen. La tarea de la terapia consiste en combatir esas resistencias. La comunicación de lo que el enfermo no sabe porque lo ha reprimido es sólo uno de los preliminares necesarios de la terapia. Si el saber sobre lo inconciente tuviera para los enfermos una importancia tan grande como creen quienes desconocen el psicoanálisis, aquellos sanarían con sólo asistir a unas conferencias o leer unos libros." Importante es aquí lo que al inicio de esta última cita Freud describe como "una concepción hace mucho tiempo superada", pues como algunos sabemos, en el periodo del método hipnótico anterior a la formulación del Psicoanálisis, la comunicación era una pieza clave o incluso resolutiva final del tratamiento. Aunque, no obstante, siempre estuvo como eje o guía el trabajo de recordar, puesto que su ensayo (que a propósito es el ensayo por el cual el título de este Blog se inspira) "Recordar, Repetir, Reelaborar", desarrolla los aspectos clínicos de la técnica psicoanalítica sobre el recordar y el vencer las resistencias al momento de comunicar las interpretaciones. En resumen la técnica Psicoanalítica presentó modificaciones o más bien, agregados para una depuración clínica más satisfactoria que hasta el día de hoy se siguen limando formulaciones como el trabajo de la "transferencia contra-tranferencia", "encuadre", "vinculo", "setting", "holding", "insight", etc.

Para terminar este ensayo (invitando nuevamente a las lecturas anteriormente citadas, ya que así se conseguirá una mayor comprensión de los distintos vértices que se relacionan). Definiré de una forma general el sentido de "sexual" en Psicoanálisis, más allá del expresado aquí en Freud en "Análisis Silvestre" de 1910.
Pues sexual lo podemos entender como toda aquella acción que conlleva a una gratificación placentera que no esté ligada a una necesaria autoconservación biológica. O sea, si damos un ejemplo, aquella persona que por ansiedad se muerde las uñas hasta sangrarlas, en dicho momento experimenta un cierto alivio tensional bajo este síntoma (repetición), ya que de no mordérselas le surgiría una angustia mayor (ganancia del síntoma), lógicamente sabemos que morderse las uñas en un caso de neurosis, el propio paciente sabe perfectamente (la mayoría de las veces) las consecuencias negativas de repetir (síntomatizar) tal acto que no puede impedírselo, aquello (disculpen el resumen que deja de lado muchos conceptos entre medio, pero es solo para aclarar un ejemplo), es lo no ligado en lo libidinal o sexual del sujeto. Otro ejemplo más simple sería el mero acto de mascar chicle o goma de mascar, el acto de chupeteo, succión, masticar que puede englobar al acto de masticar chicle es lo que Freud claramente expresa en el estadio psicosexual de la fase oral, donde claramente mascar chicle no tiene un fin autoconservativo biológico, puesto que lo sexual en el sentido psicoanalítico no está emparentado o relacionado con lo instintivo, innato biológico, por esto mismo, Freud emplea la noción de pulsión sexual y no el concepto de instinto, pues en estos casos de producción de síntomas o de repeticiones de placer que muchos de ellos van más allá del placer aparente(masoquismo, fumar, morderse las uñas, rascarse compulsivamente, ordenar obsesivamente algo una y otra vez, etc, etc). Todo esto tiene que ver como la satisfacción por vías sustitutivas de algo reprimido o prohibido que se subliman mediante estas repeticiones (síntomas). Claramente podría dar más detalles o ejemplos pero como el fin de este ensayo tiene la función central de despejar los mitos y caricaturas sobre lo sexual en Freud, creo que bastará con este esbozo.


jueves, 18 de julio de 2013

Críticas a Jung sobre su determinismo innato en el inconsciente colectivo

Para este ensayo me centraré en citas del libro "Los Complejos y el Inconsciente"  (L'homme à la decouverte de son âme) texto de conferencias alrededor de los años 30s, cuando Jung tenía contactos con el nazismo, libro que se publicó en Enero de 1944. También me centraré en su libro "Lo Inconsciente en la vida psíquica normal y patológica", texto publicado en 1916, dos años después de renunciar a la presidencia de la Asociacion Psicoanalítica Internacional en agosto de 1914. Más un ensayo publicado por Sandor Ferenczi en 1913 donde critica expresamente a Jung tras los giros radicales y contrarios al Psicoanálisis.

Antes de comenzar, para armar el contexto, retomaré algunas ideas de lo que he publicado anteriormente en mis ensayos sobre "Crítica a la Psicología Transpersonal", "Interpretaciones de calcos y Diccionario" y "Crítica a los Test Proyectivos", en este Blog:

Partiremos diciendo que Jung, retorciendo el legado psicoanalítico, se aleja del postulado elemental de la Interpretación de los sueños de Freud. Si para el psicoanálisis los contenidos oníricos tales como un objeto, elementos, una emoción de un suceso onírico, significan para cada sujeto de forma única y particular lo que signifique o exprese sin encontrar tales supuestos universales generalizables. Jung en cambio, alejándose de su maestro postula que hay símbolos, arquetipos o inconsciente colectivo que universalmente nos alinea a cómo entender nuestro sentido de vida o experiencias oníricas. Para ello Jung agrupa elementos en distintos conjuntos que llama "arquetipos". Esto conlleva, desde Jung a una lectura de sueños basados en símbolos de diccionario, totalmente contraria a la postura Psicoanalítica que se centra a lo particular de cada persona.

Cabe recordar que Jung antes de colaborar con Freud, ya tenía años atrás sus propias investigaciones sobre ocultismo en 1902 (su tesis doctoral) Acerca de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos, por lo cual Jung jamás abandonó dichas creencias espiritistas aún perteneciendo a la Asociación psicoanalítica. Jung también aborda términos como "sincronicidad" como una relación entre tiempo y espacio psíquicamente condicionada, o sea, tenemos un poder egocéntrico tal que podemos decir que somos nosotros quienes creamos causa y efectos a nuestra voluntad inconciente. Es como un positivismo radical pero invertido, a saber, el sujeto tiene al objeto en su propia sincronía, los objetos van siendo en sus leyes y propiedades de comportamiento según como se disponga la psíquis. Si pienso por ejemplo que un amigo me va a llamar por teléfono y éste me llama en dicho momento, para Jung, es sin duda un sincronismo donde tiempo y espacio por un lado está sincronizado con mi mente. Coincidencias existen, pero no por eso podemos saltar a la conjetura de que son reflejo de que el pensamiento sincroniza con lo temporeo-espacial. Como si el espacio-tiempo estuviera pendiente de nosotros, estuviera pendiente de nuestra mente. Este tipo de idealizaciones son perfectamente catalogables como egocentrismo y pensamiento mágico infantil por Piaget.

Jung por otra parte emplea muchos binarios conceptuales, rescatando del pensamiento oriental aquello de los opuestos complementarios cuando habla del animus y el anima, dicotomizando lo masculino de lo femenino. Una cita de esta idea está referida por Jung en 1928 donde refiriéndose a la Femenidad define: "Nadie puede soslayar el hecho de que al asumir una vocación masculina, estudiar y trabajar como un hombre, la mujer está haciendo algo que no corresponde del todo con su naturaleza femenina, sino es directamente perjudicial. La psicología femenina se funda en el principio de Eros, el gran ligador y entregador; mientras que una antiquísima sabiduría ha adscrito el Logos el hombre como su principio rector" (Jung, 1928). Nadie como el místico Jung quien como siempre, mezcla mitologías innatas y género. Ideas cercanas de las cuales también tomó Adler quien fue expulsado de la Asociación Psicoanalítica.
De esta forma, encontramos elementos a prioris que están por fuera de nuestra construcción socio-cultural. Cada ser humano tendría un lado femenino y masculino, lo cual Jung une con otros 2 binarios más, los llamado "persona y sombra" y "extrovertido-introvertido". Simplistamente conjuega estas uniones con todo el arsenal (diccionario) arquetipo simbólico que a seudoantropólogo (mitología comparada) grafica. Por tanto, cree que el destino humano está cimentado en dichos estados inconcientes colectivos en todas las eras de la humanidad. De modo que, no nos extrañemos cuando un Jungiano en algún test proyectivo de dibujo nos diga cosas tan absurdas como: "aah! el sol es el superyó, el árbol es tu inconciente", "tu fobia a objetos redondos (araña) es por tu madre y tu fobia a objetos alargados (serpiente) es por tu padre", dotando a cualquier figura una interpretación a priori ya conformada, alejando así la singularidad real de nuestros pacientes."

Importante señalar además que en Jung domina un pensamiento supersticioso y egocentrico. Para lograr tal efecto, simplemente hay que realizar continuamente el siguiente ejercicio (al mas puro estilo de Cómo volverse loco de J.L Pio Abreu): el entrenamiento consiste justamente hacer una regresión a un estadio infantil para conformar primero, la causa del efecto desde un punto de vista egocéntrico (vease a Piaget), para luego conformar una dependencia emocional de conexión a estas relaciones. Para que se entienda mejor relataré la siguiente anécdota: Cuando Freud discutía con Jung sobre los postulados de la sexualidad infantil, en el momento en que Freud estaba enojándose con su discípulo de pronto sonó un fuerte sonido que de momento no se sabía en dónde había sonado, entonces Jung exclama rápidamente: -lo ves? eso ocurre, cuando nuestra emoción afecta nuestro entorno, un buen ejemplo de lo que llamamos "expresión catalítica". Freud sin embargo, no tenía en dicho momento una hipótesis para explicar dicho suceso por lo cual sabiamente guardó silencio. Tiempo después Freud descubrió que en el cuarto donde estaban habían dos estatuas egipcias de piedra que habían en la biblioteca y cuyo peso hacían crujir las estanterías. Vemos entonces que inductiva-deductivamente Freud y Jung tenían serias diferencias. Dejo este ejemplo hasta aquí para que uds mismos se den cuenta qué relación hay con este ejemplo anecdótico con lo que expliqué más arriba. De modo que, prácticamente cualquier evento puede funcionar para dichos propósitos de disciplinar el pensamiento supersticioso. Si por ejemplo, me siento en soledad y extraño a mis familiares que han fallecido, nada mejor que entrenar dichos pensamientos supersticiosos, para crear un lazo afectivo dependiente, logrando así sentirse protegido por la buena suerte o la compañía espiritual requerida.

Es así entonces como los descubrimientos (no somos el centro del universo) de Copérnico o Galileo, entre otros, son ultrajadas por concepciones astrológicas, cartas astrales, donde el universo está en supuesta sincronía con nosotros. La mirada científica en cambio dice de modo sincero: que estemos felices o tristes al universo entero eso no le interesa de lo más mínimo, pues sólo a nosotros nos incumbe dichos sentimientos. Dicho ultimatum que para algunos es frío, cruel, hostil, aquellos sentimientos hacia la realidad son para ellos inaceptables de concebir. No nos es de extrañar que buscan evitar tal verdad con teologías diversas en todos los milenios. El pensamiento darwiniano contrapone al diseño inteligente y así todo descubrimiento científico se opaca por una argumentación que tiene cimientos desde lo egocéntrico.

Repasando lo que he criticado en mis ensayos sobre el uso de Test Proyectivos, sobre el modo en cómo autores como Jung (y muchos Kleinianos) retuercen el Psicoanálisis en una especie de diccionario pre-moldeable para lanzar interpretaciones del binario "contenido-manifiesto y contenido-latente". Citaré entonces algo en este aspecto y cómo los aportes de Jung y de Klein ayudan a vertir la teoría psicoanalítica en lamentables ejes de interpretación de diccionario:
"a la hora de analizar las gráficas, imágenes o dibujos, pareciera como si el Psicólogo dispusiera a convertirse en creerse perfectas autoridades para criticar el Arte o para dar un juicio biográfico a la obra en cuestión por solo ver unos cuantos detalles que piden al sujeto, para dar juicios a lo que supuestamente ellos creen saber de la imaginación que ellos expresan. Observando entonces una foto y no un flujo de fotogramas para obtener un mejor criterio."

Agrego en esta parte lo citado en mi otro ensayo sobre "Interpretaciones de calcos y diccionario en Psicoanálisis", con respecto a lo dicho por Guatarri y Deleuze en su libro Mil Mesetas (1980): "Un calco es más bien como una foto, una radiografía que comenzaría por seleccionar o aislar lo que pretende reproducir, con la ayuda de medios artificiales, con la ayuda de colorantes o de otros procedimientos de contraste. El que imita siempre crea su modelo, y lo atrae. El calco ha traducido ya el mapa en imagen, ha transformado ya el rizoma en raíces y raicillas. Ha organizado, estabilizado, neutralizado las multiplicidades según sus propios ejes de significación. Ha generado, estructuralizado el rizoma, y, cuando cree reproducir otra cosa, ya sólo se reproduce a sí mismo"
Citando nuevamente este mismo ensayo que publiqué, añado: "vemos entonces también cómo se reduce al sujeto a temáticas principales en donde aquellos calcos no se pueden solapar, mezclar una de otras ya que existen distinguidamente en una especie de estado puro, estado "limpio" para lograr así su directa interpretación sin contaminaciones de otras asociaciones que impiden llegar a las rocas sólidas interpretativas.
Postular aquello ocasiona el conservadurismo de algunos psicoanalistas respecto a los cambios sociales y la construccion social se ven momificadas por los conceptos temáticos primordiales (el Edipo es universal con padre y madre, el fin sexual es la heterosexualidad, el padre es quien imprime la ley, etc.). A tal forma, se “puede enceguecerse en una apelación automática al sistema de los conceptos, con su inmediato deslizamiento a la actitud dogmatica (típicamente, despachar toda cuestión invocando a “la falta” o a “la roca” del complejo de castración, sin abrir verdaderamente ningún horizonte (de) nuevo” (Rodulfo, 2008:253) (..) Aparte que "es innegable que en algún punto nos toparemos con aquellas temáticas que son conceptos fundamentales en el psicoanálisis, pero cada una de ellas tiene su paso, sus huellas y su ritmo." Por otro lado, es "como si, no importa la asociación que digas buena parte de ellas "todos los caminos llegan a Roma", siempre habrá el inicio a una huella mnémica fundamental que será eje de las asociaciones de fondo que encubren la verdadera significación". Un ejemplo que también señalé en mi ensayo anterior fue sobre O. Rank, quien "especuló el origen de la angustia a raíz de la angustia del nacimiento donde se supone que el bebé al nacer experimentara su principal trauma al nacer. De tal modo que cualquier angustia futura que ocurra se remontara a este quiste angustioso del nacer, en donde la terapia debe buscar la forma de conectarse con aquella angustia encapsulada en lo inconciente y descargarse o descargarla en una catarsis.
Freud respondió críticamente a Rank (lo reiteramos) en sus textos tardíos diciendo que el camino que plantea Rank es igual a que si en un incendio, saco el mechero que ocasionó el incendio de una casa, dejando consigo el resto de la casa incendiada. Es claro para Freud que la angustia no es algo que se encapsula en una emoción y queda ahí guardada para siempre en la espera por varias décadas en lograr su catarsis y con ello sanar todas las neurosis. Como si arreglando las bases de un piso subterráneo automáticamente se arreglan todos los pisos de más arriba frente a todo viento y marea. Desatar algún nudo originario no es garantía de que por medio de un linealidad temporal los conflictos inconcientes se solucionen, lo inconciente no tiene un ordenamiento temporal lineal, poseen fragmentos más que un orden preconcebido"
Prosiguiendo con  mi ensayo publicado sobre las críticas a los Test Proyectivos, "si miramos el "análisis de critico de arte" que los Psicólogos realizan en un Test gráfico observan la imagen y toman las partes de ésta (sus elementos) como figuras metafóricas. Por ejemplo: "Entonces este tiesto de ropa colgada representa la cáscara de la personalidad expuesta a los demás". Ven aquí uds que se usó los elementos literales cambiándolas como metáforas. Eso es lo que pretenden con ello lograr: cambiar lo literal en metáforas para que se adaptan más o menos al motivo manifiesto de consulta.

Actúan bajo una Psicología de Diccionario, quienes creen que existen significados con exacta correspondencia a lo que dicen, describen, dibujen, narren o imaginen los pacientes.
En otros términos, tomando por ejemplo en los indicadores: el color verde refleja la paz, el ciervo refleja la libertad, el miedo a las serpientes se debe al miedo al pene del padre y a los objetos redondos por el miedo a la madre.
Nuevamente, lo literal lo amplían a una metáfora que calce con el motivo de consulta. Esto mismo error se comenzó a emplear desde que se pervirtió el legado de Freud en la interpretación de los sueños (Jung como culpable directo), como si abriendo un diccionario pre-diseñado para cada sujeto (omitiendo su particular diferencia), lo traducen en un término exacto que se amolde a sus preconfiguraciones establecidas inmodificables.
Caso reverso ocurre en el Tarot, donde lo metafórico se traduce a lo literal: "la carta de las 3 espadas, representa que algo le sucederá a tu padre por quien me has preguntado."

(...) ". Otro ejemplo de la misma línea es cuando pervierten aún más la 2da tópica de Freud antromorfolizándola en el Test de dibujo "Casa-Árbol-Persona", en dónde como diccionario pre-fijado, el árbol es el "Ello", la casa es el "Yo", o incluso el sol (si es dibujado) es el "Superyó".

Para finalizar estos repasos, concluiré con: "Aquella premisa de la semiótica contemporánea que gran aporte a hecho tanto la filosofía como el psicoanálisis que se ejemplifica en: "un significante es lo que refiere a un sujeto para otro significante" o "todo signo se hace signo por diferenciarse de otros signos" (véase mi ensayo sobre "El sentido antitético de las palabras primitivas" en Freud), carecen aquí de importancia en los Psicólogos de Test gráficos o diccionario, ya que en ese esquema de decodificar signos: están bajo el orden de "un supuesto signo inicial parcial (abstracto) que representa a (ahora) un sujeto ese signo mismo en complitud exacta con éste. En otras palabras, es como si cada signo ocultara otro signo puro esencial, sin considerar las diferencias entre los signos que permiten dar con un signo y las constantes referencias que fluyen asociativamente de un significante a otro."

Prosiguiendo ahora con los libros que prometí citar al inicio. Freud, como muy bien critica Laplanche (como también el mismo error cometió Ferenczi en su texto Thalassa) coqueteó con lo filogenético como hipótesis, pero solo como predisposición heredada en la especie homínida. Jung, no obstante, lo llevo al tema innato, como un Larmarckiano extremo que cree que en la psique están timbrados imágenes inconcientes comunes a todos los humanos con cargas energéticas. Terminando entonces en un determinismo inconciente innato, con rocas sólidas, donde se puede rastrear la mente humana como si fuese un cómodo diccionario pre-diseñado de la personalidad y destino humano. Cito a Jung (1944) entonces:
"El arquetipo es también una forma de complejo; pero, al contrario de los que hemos estudiado hasta aquí, no es ya el fruto de la experiencia personal; es un complejo innato. El arquetipo es un centro cargado de energía. El dragón, por ejemplo, constituye una de estas imágenes originarias arquetípicas. Si, en el transcurso de mi existencia, no encuentro al dragón que hay en mí, si llevo una vida que se mantiene libre de esta confrontación, acabaré por sentirme a disgusto, un poco como si me nutriera constantemente de alimentos carentes de vitaminas o de sal. Tengo que encontrar al dragón, pues éste, del mismo modo que el héroe, es un centro cargado de energía. Si el encuentro no se produce, esta carencia provocará con la edad una contrariedad semejante a la que hace sentir la omisión de una necesidad natural del hombre. Esto puede parecer paradójico, pero estas imágenes originarias—de las que hay multitud— tienen cada una su carga específica, de la que no somos beneficiarios hasta que, tras haberlas descubierto, no las hemos incorporado de una forma cualquiera a la trama de nuestra vida. El encuentro con el dragón puede efectuarse según diferentes modalidades, siendo lo esencial que haya confrontación. Quizá consiga que se comprenda mejor mi pensamiento diciéndoles que uno no se encuentra completamente a gusto hasta que no se encuentra a sí mismo, hasta que no tropieza consigo mismo; si no sé ha chocado con dificultades interiores, uno se queda en la propia superficie; cuando un ser entra en colisión consigo mismo, siente, inmediatamente, una sensación saludable que le procura bienestar. (pag. 226)"

Para quienes hayan leído algo de la biografía de Jung, se puede apreciar en este ejemplo (y como falazmente incurre Erik Erickson en sus 8 etapas de ciclo vital, que proyecta de su biografía particular imponiendo a los demás), proyectar su experiencias o biografías de vida como vivencias universales que todo ser humano si o si (en un determinismo biográfico pre-diseñado) debe vivir o transitar. Deteniéndonos en el arquetipo o imagen inconsciente innata suprahumana del "Dragón", vemos que incurre a los mismos errores que he criticado en las citas anteriormente señaladas.
Jung señala a priori que de no encontrarse con dicha experiencia, conllevará si o si a sentir a disgusto.

Luego Jung (1944) continúa: "Interpre­taré este sueño «arbitrariamente»; pero mi forma de proceder no estará, sin embargo, injustificada. El sueño del que vamos a hablar emana, en efecto, del inconsciente colectivo y está formado en lo esencial por una sustancia mitológica. Ahora bien, si un sueño está formado de materiales persona­les, su interpretación supone que se conozcan las asociaciones del sujeto, a las que el analista apenas si puede añadir gran cosa, dado que precisamente una persona es en su individualidad esencialmente diversa de cualquier otra. ¿No tiene cada individuo su vida propia, sus imágenes y sus representacio­nes propias? Pero esto, que es capital al nivel del inconsciente personal, no es ya cierto para los ma­teriales que emanan del inconsciente colectivo.(p. 227)" Vemos aquí claramente que Jung proporciona una salida cómoda hacia asociacionismos simbólicos de un diccionario pre-establecido.

Si algunos se preguntan ¿qué diferencia esto de Freud en su análisis de los sueños? Pues tal como Laplanche en sus Problemáticas II de 1974-1975, señala que lo más cercano a dicho pensamiento de diccionario onírico se encuentra en los capítulos de Freud en la "Interpretación de los Sueños" en sus capítulos sobre los "Sueños Típicos", sueños que Freud detectó que se manifiestan a todas las personas que recuerdan ciertos sueños en distintas etapas de su vida. Estos serían: sueños de la caída de los dientes, sueños de desnudes (donde los otros no se burlan de uno al estar desnudo), sueños sobre la muerte de los hermanos, entre otros. Freud documentando dichos sueños, jamás se plantea alguna hipótesis de algún contenido inconsciente universal o colectivo, pero sí de un fenómeno recurrente que atañe a todos por los modos de crianza y conflictivas edípicas biográficas. Puesto que lo neguemos o no, algo en común tienen las personas incluso en su soñar.

Podríamos de otro modo decir, no es que el complejo de Edipo (a diferencia de algunas corrientes Kleinianas, sobre todo en Jung) esté integrado ya al momento de nacer de modo endógeno innato, el complejo de Edipo (o más bien el Complejo de Castración) se manifiesta en cada uno de nosotros en su forma particular en su desarrollo que le es propio. Jung en cambio considera que los complejos ya están implantados en lo más "profundo" de la psiquis, pre-dispuesto a desarrollarse, como si fuera un código en un ADN psíquico.
Es así como el mismo Jung lo aclara en su concepto de "constelación": "Esta noción expresa que la situación exterior estimula en el sujeto un proceso psíquico marcado por la aglutinación y la actuali­zación de ciertos contenidos. La expresión «está constelado» indica que el sujeto ha adoptado una posición de expectativa, una actitud preparatoria que presidirá sus reacciones .
La constelación es una operación automática, espontánea, involuntaria, de la que nadie puede defenderse. Los contenidos constelados responden a ciertos complejos que poseen su propia ener­gía específica .(p119)" Este garrafal error, lo vemos también en la obra de Otto Rank en 1925 cuando teoriza sobre el "Trauma del Nacimiento", en donde al momento de nacer se concentra encapsulado un monto de angustia importante (monto originado por el trauma de nacer), que como si fuese una burbuja enquistada en lo inconciente se debe llegar hasta ella y reventarla para su posterior catarsis curativa... en otras palabras, una roca de las rocas deterministas sobre el estudio de la subjetividad.

Avanzando ahora en el texto de Jung de 1916, nos adelanta algo de aquello visto en lo siguiente: "proviene de que no existen fundamentos de reminiscencias personales para esta clase de proyecciones. Se puede, a veces, comprobar que semejantes fantasías fueron ya, en cierta época de la niñez, aplicadas al padre o a la madre, aunque ni el padre ni la madre daban ocasión para ellas. (p.57)" Dicho esto Jung concluye: "generalmente extendida, que pertenece al orden de los arcanos de la historia general humana del espíritu y no al campo de las reminiscencias personales.

En cada individuo, aparte de las reminiscencias personales, existen las grandes imágenes "primordiales", como Jacobo Burckhardt las ha llamado atinadamente; son posibilidades de humana representación, heredadas en la estructura del cerebro, y que producen remotísimos modos de ver. El hecho de esta herencia explica el increíble fenómeno de que ciertas leyendas estén repetidas por toda la tierra en forma idénticas" (p.57). Luego un poco más abajo dice: "este segundo estadio de la transposición, en que se reproducen esas fantasías no basadas ya en reminiscencias personales, trátase de la manifestación de las capas más profundas de lo inconsciente, donde dormitan las imágenes primordiales de carácter universal humano(p.57)". Muy cerca de dicha cita Jung prosigue en delimitar lo dicho aún más: "Debemos, en efecto, distinguir un inconsciente personal y un inconsciente impersonal o sobrepersonal. Designamos también a este último con el nombre de inconsciente colectivo, precisamente por que está desprendido del personal y es completamente general, puesto que sus contenidos pueden encontrarse en todas las cabezas, cosa que no sucede, naturalmente, con los contenidos personales.
Las imágenes primordiales son los pensamientos más antiguos, generales y profundos de la humanidad. Tienen tanto de sentimientos como de pensamientos; es más, poseen algo así como una vida propia e independiente, como aquella especie de alma parcial, que podemos ver fácilmente en todos los sistemas filosóficos o gnósticos, que se basan en la percepción de lo inconsciente como manantial del conocimiento" (p.58). Jung luego en la página posterior se pregunta: "¿De dónde procede la nueva idea, que con fuerza tan elemental avasalla la conciencia?(p.59)" a lo cual el responde: "encontraremos esta explicación: La idea de la energía y de su conservación tiene que ser una imagen primordial que dormitaba en el inconsciente colectivo.
Esta conclusión nos obliga, naturalmente, a demostrar que esa idea existió en efecto y ha obrado durante milenios en la historia del espíritu. Esta prueba se puede aducir efectivamente sin dificultades mayores.
Las religiones más primitivas en las distintas partes de la tierra se fundan en esta imagen. Son las llamadas religiones dinámicas, cuyo pensamiento exclusivo y eficaz es que existe una fuerza mágica, generalmente extendida, en torno a la cual gira todo.(p.59-60)" Finalmente cierra en: "Esta idea está, pues, grabada en el cerebro humano desde hace muchos eones. Por eso se oculta en lo inconsciente de cada uno. Sólo necesita de ciertas condiciones para volver a manifestarse (p.60)."
En esto último vemos claramente una regresión a las ideas de Platón en su sentido más místico o metafísico en el Mundo de las Ideas. Pues como algunos saben en la filosofía de Platón el pensamiento se rememora, se recuerda, se descubre en su conexión al mundo de las Ideas, no se crea, no se construye (lo opuesto a Piaget y a todo constructivismo). Si en el caso del inconciente personal (en el sentido psicoanalítico) las huellas infantiles del inconciente sedimentan la personalidad posterior, en Jung su inconsciente colectivo o sobrepersonal, remite a una especie de filogenetismo ancestral de la especie homínida donde los primeros homo-sapiens o incluso simios de forma lamarckiana han adquirido huellas cuyas estampillas se han trasmitido a cada nueva generación y a la siguiente.

Para dejar de citar su escrito pondré una última cita al respecto de lo que previamente en mis criticas anteriores sostengo y que espero que con las citas expuestas se aclaren en dónde apuntan mis criticas a la obra Jungiana: "Lo inconsciente colectivo es él sedimento de la experiencia universal de todos los tiempos, y, por lo tanto, una imagen del mundo que se ha formado desde hace muchos eones. En esta imagen se han inscrito a través del tiempo determinadas líneas, llamadas dominantes. Estas dominantes son las potestades, los dioses, es decir, imágenes de leyes y principios dominadores, de regularidades promediadas en el curso de las representaciones que el cerebro recibió a través de procesos seculares. Por cuanto las imágenes depositadas en el cerebro son copias relativamente fieles de los acaecimientos psíquicos, corresponden sus dominantes (es decir, sus rasgos generales, acusados por acumulación de experiencia idéntica), a ciertos rasgos físicos generales. Por eso es posible trasladar directamente ciertas imágenes inconscientes, como conceptos intuitivos, al mundo físico; así, por ejemplo, el éter, la materia sutil o anímica primitiva, que está representada, por decirlo así, en las concepciones de toda la tierra; así también la energía, esa fuerza mágica cuya intuición también está difundida universalmente".(p.82)
Si recordamos la idea de Lamarck de la evolución de las especies (distinta o incluso opuesta a la de Darwin) si una jirafa para comer hojas debió estirar mucho su cuello o intentó alcanzarlas forzando su altura, la genética de la jirafa cambiará bajo esa determinación actual y su genética se trasmitirá a la próxima generación: las jirafas nacerán con cuellos más alargados debido a que las jirafas en alguna zona estiraron más los músculos de sus cuellos. Si lo ponemos en el ámbito humano, este tipo de pensamiento Lamarckiano que sigue muy de cerca Jung, lo veríamos de este modo: en una supuesta sociedad humana de las más originarias o arcaicas, han sufrido cruentas guerras, por las cuales los primeros contactos humanos a base de sangre, lucha y agresividad, han plasmado estampillas inconcientes perdurables a la carga psíquica de las nuevas generaciones al nacer.

Volviendo al inconsciente personal psicoanalítico (con su propio código y mensaje particular propio), si las primeras huellas de las infancia comandan o más bien facilitan ciertas huellas que otras para la constitución de la personalidad en desarrollo. En el inconsciente colectivo de Jung las primeras huellas de las civilizaciones por su parte marcan arquetipos o imágenes primordiales que son trasmitidas sin ser directamente estampadas por los mismos padres o su medio social actual.
Es cierto en el sentido Darwiniano (para la especie de mamíferos) que nacemos con cierta herencia genética de nuestros padres o parientes cercanos que estaban codificados en el material genético de madre y padre. Que la influencia cultural se trasmite por generaciones a cada nuevo ser que nace y se embiste del registro de lo simbólico que lo precede antes de nacer como bien lo ha remarcado Lacan. Así como también los códigos sociales son enseñados a cada nuevo ser de forma conciente y de forma inconciente bajo mensajes enigmáticos como bien dice Laplanche (una crianza de género masculina provocará identidad masculina en lo conciente entre cuidador e hijo, como también aspectos inconscientes que el propio cuidador no detecta de sí mismo al trasmitir sus dudas, miedos o ambigüedades propias de lo que es la identidad de género para el adulto). A esto lo sumamos claro está todo el caudal social que lo influenciará posteriormente en su particular cultura. De este modo, vemos que esta mirada señalada es distinta a la que promueve Jung, ya que su visión Lamarckiana es reduccionista frente a estas variables señaladas y las reduce en un innatismo estampado por algo filogenético en su inconsciente colectivo de arquetipos.

No obstante, debemos aquí hacer un alto importante, como bien sabemos Jung comenzó a teorizar con fuerza estas ideas en 1912 en su texto "Transformaciones y símbolos de la libido" donde utilizaba el concepto de Imago para expresar aquellas huellas primordiales o arquetípicas y no es menor considerar por la otra vereda el texto de Freud "Totem y Tabú" de 1912-1913. ¿Por qué hago ahora este alcance? Pues como vimos en los "sueños típicos" especialmente los sueños sobre la muerte del hermano (que da forma al complejo edipo), Freud utiliza la mitología de una horda patriarcal, donde el padre líder del clan fue asesinado por sus propios hijos para tener acceso a las mujeres que el padre poseía (como mito del primer crimen de la sociedad primitiva). Como antropológicamente sabemos, la noción de Tótem no es el mismo que opinaba Freud, respecto a dar un recuerdo al acto de parricidio de los hermanos contra el padre, como recuerdo de una prohibición cultural bajo del tabú del incesto (la exogamia). En cambio, en los estudios de antropología, el Tótem es más bien empleado como señalización de qué tipo de clan familiar es en tal territorio como sello (bandera) propia del lugar. Quiero decir, que Freud especuló o hipotetizó de una situación originaria de un parricidio original donde la muerte del padre sella un pacto por generaciones. Como pueden ver aquí podemos apreciar un cierto parecido con Jung, pero, no obstante, es diferente debido que este tipo de tabú o ley cultural, se enseña a cada nueva generación, se descubre en cada persona y se conforma vivencialmente en cada inconsciente. Por tanto, no se implanta un conocimiento o imagen pretérica ancestral que se activa en su "constelación" para vivirse en lo inconsciente colectivo que propone Jung.

Es interesante relacionar la elaboración de Freud respecto al mito del parricidio en Tótem y tabú como una especulación filosófica y social tal como las planteadas anteriormente por Hegel en la relación dialéctica del amo y el esclavo. Esto último lo vemos más claramente en el ejercicio de Freud en su texto "Consideraciones Sobre la Guerra y la Muerte" donde vemos más claramente la influencia de Hegel sobre Freud. Finalmente podemos ver este tipo de ensayos en su último texto publicado llamado "Moisés y el Monoteismo".

No sabemos la razón que impulsó a Jung a tomar la teorización de Tótem y Tabú de Freud de una forma tan desafortunada y radicalizada a niveles absurdos, pero la fecha de 1912 de ambas obras creo que no es coincidencia. Podríamos decir que frases tan desafortunadas de Jung en Enero de 1934 como "El inconsciente ario tiene un potencial mayor que el judío" se deban a este tipo de Lamarckismo filogenético que guardan sus huellas de linajes, razas y civilizaciones (recordemos el apoyo al nazismo que tuvo Jung).

Ahora para abordar con mayor precisión las críticas al ensayo “Transformaciones y símbolos de la libido" de 1912, citaré el ensayo de 1913 de Sandor Ferenczi "Crítica de `Metamorfosis y símbolos de la líbido´, de Jung", que como muchos saben fue uno de los primeros y más importantes discípulos Freud (cuya obra que ha sido revalorada recién en las últimas décadas). Pues con respecto al método de diccionario en interpretación de calcos que incurre Jung, Ferenczi señala al respecto: "El propósito perseguido por Jung en esta obra es el siguiente: muchos psicoanalistas han logrado resolver problemas históricos y mitológicos utilizando conocimientos psicoanalíticos; Jung quiere intentar el proceso inverso e iluminar con un nuevo enfoque determinados problemas de la psicología individual con ayuda de materiales históricos."

Así mismo como he criticado, Ferenczi lo señala a continuación sobre su desconfianza a dicho nuevo método que plantea Jung: "utilizará un fragmento de la realidad psíquica individual (descubierta en el ser vivo) para explicar determinadas producciones del alma popular y explicará algo desconocido mediante otra cosa que se conoce mejor. Pero lo que la mitología y la historia nos han transmitido se ha fundido a lo largo de las generaciones con tantas cosas contingentes que se prestan al malentendido, y se ha alejado tanto de su primitivo significado, que todo ello resulta forzosamente incomprensible sin una reducción preliminar y es inutilizable con fines psicológicos."

Para explicar este nuevo método sin sacar de contexto, citaré una crítica que realiza Ferenczi a Jung sobre un trabajo interpretativo a un sueño sobre un poema que soñó Miss Miller, criticando incluso su adhesión al ocultismo místico: "Jung, de manera plausible, interpreta el “himno al creador” como un derivado de la Imago paternal de Miss Miller. Pero nosotros afirmamos que no hubiera podido hacer esta deducción, ni por el material proporcionado por la soñadora–poetisa, ni por su propio conocimiento sorprendente de casi todas las cosmogonías del mundo, si no hubiera antes conocido por experiencia, sobre la base de la psicología de las neurosis según Freud, el “papel del padre en la historia del individuo”. A pesar de la argumentación histórico-mitológica, su conclusión parecerá increíble a cualquier lector profano en materia de psicoanálisis.
La creación onírica de Miss Miller proporciona rápidamente a Jung la ocasión de meditar sobre las creaciones inconscientes de valor real . Cualquier psicoanalista estará de acuerdo en que tales posibilidades de creación existen realmente; en la estructura del psiquismo postulada por Freud, la capacidad de tales producciones corresponde a la capa psíquica preconsciente. Pero cuando Jung divide todo lo psicológico en dos partes, una mitad de orden inferior y otra de orden superior, una que reproduce el pasado y otra que presiente el porvenir, adopta una generalización que las experiencias actuales no confirman. El psicoanálisis nos muestra que hay en el inconsciente formas de actividad que tienen tan poco que ver con el principio de realidad y que parecen estar tan claramente puestas al servicio de satisfacciones voluptuosas, que con la mejor voluntad del mundo no se les puede atribuir una tendencia evolutiva creadora. En este orden de ideas, Jung da indicaciones interesantes en cuanto a la posibilidad de explicar mediante la psicología determinados fenómenos “ocultos”, por ejemplo, los sueños proféticos. Pienso también que debe existir un canto -ciertamente aún desconocido-que conducirá a la explicación científica de procesos similares, incluso más discutibles, pero suponemos que una vez aclarados se insertarán fácilmente en el edificio de nuestro saber científico."

Luego Ferenczi explica de otro modo lo señalado: "Jung se entrega a amplias investigaciones de mitología comparada. Examina separadamente el papel de cada palabra en las diversas mitologías y combinado las diferentes interpretaciones obtenidas por este procedimiento trata de descifrar el sentido concreto del drama. Ahora bien, visto el carácter incierto del saber mitológico, en general, y las lagunas inevitables de los conocimientos mitológicos de un individuo, en particular, no se puede atribuir gran valor demostrativo a este método de interpretación, pensamos nosotros; esto no tiene por otra parte más que un cierto parecido con el psicoanálisis, que se funda en primer lugar en datos reales obtenidos mediante la investigación de los sueños de las neurosis. Y dado que Jung se refiere en su introducción a la investigación biológica de Freud sobre Leonardo de Vinci y califica a Freud de precursor de su método de interpretación, hemos de indicar que las interpretaciones mitológicas de Freud permanecen constantemente bajo el control de experiencias sacadas de la psicología individual."

Ferenczi años más tarde junto a Rank (1922) publicaron un libro donde añaden que "muchas veces se presentó a toda la psique como un mosaico de esos complejos y el análisis se encaminó a "analizar extrayendo" un complejo tras el otro, o se intentaba tratar toda la personalidad como la suma de complejos del padre, madre, hermana, etc. Naturalmente, era fácil coleccionar material para estos complejos ya que cada persona posee todos los "complejos", es decir, cada quien tuvo que arreglárselas de alguna manera en el devenir de su relación con las personas y cosas cercanas.” (p.40)."

Como apreciarán lo citado, Ferenczi (1913) un año después del cambio radical de Jung respecto al Psicoanálisis, no fue algo que haya pasado por alto en la Asociación Psicoanalítica Internacional. Actualmente es legitimo preguntarse, ¿Por qué dicho ensayo lo escribió Ferenczi, si perfectamente Freud estaba capacitado para crear un ensayo critico personal aún más duro? Creo que es debido al cariño y respeto que aún mantenía Freud respecto a su discípulo para no destruir el clima de la asociación que estaba siendo comandada por el mismo Jung. Se comenta que fue el mismo Freud que le sugirió a Ferenczi que escribiese dicho ensayo en su lugar.

Para despedir este ensayo crítico sobre la figura de Jung, debo aclarar que he dejado sin desarrollar los aspectos de su compromiso con el nazismo (ensayo que pronto publicaré), su legado sobre el ocultismo o parapsicología, su estudio sobre la telepatía y en especial sobre la sincronicidad, quien en 1952 trabajó aquello a fondo utilizando elementos incluso del horóscopo.

domingo, 14 de julio de 2013

Sobre el "Trastorno" Oposicionista Desafiante (TOD) Una crítica a la rotulación Psiquiatrica

Esto es un extracto de una Tesis publicada por 3 autores (incluyéndome). Lo que se expondrá aquí, es una extracción de algunos aspectos importantes que yo mismo redacté en ella. No obstante, la Tesis en su globalidad (aparte de lo que redacté en ella que es lo que publico en mi Blog) aborda además una mirada crítica desde el análisis de discurso con entrevistas y de un marco desconstructivo sobre las implicancias ético-sociales de un diagnóstico como el TOD o los Trastornos de Conducta.

A partir de los Manuales Psiquiátricos del DSM IV o CIE 10 es relevante considerarlos en el contexto Latinoamericano, especialmente en el Chileno. Debido a que si los estandartes de la clasificación estadística diagnóstica son pertenecientes a las necesidades y aspectos socioculturales de Europa y Norteamérica, claramente se están importando modelos diagnósticos sin una adaptación a los contextos socioculturales que no dan cuenta a las respectivas necesidades sociales ni a qué objetivos o mejoras se derivan para un país como Chile ¿o acaso habría que pensar desde lo que para un país de culturas y políticas públicas distintas éstas deberían ser isomorfas a las de Chile o Latinoamérica?. En tal caso ¿lo oposicionista y desafiante es una conducta universal en cualquier rincón de occidente, las cuales responden a las mismas desviaciones normales? ¿Qué ha imposibilitado una construcción de un diagnóstico de patologías en Latinoamérica? ¿A qué necesidades sociales responde China para la "Chinese Classification of Mental Disorders" (CCMD) en crear  manuales clasificatorios distintos a los otros mencionados?
Por ejemplo, tal como en evaluaciones del Coeficiente Intelectual del WISC III que tiene una adaptación estadística Chilena en el 2007 ¿no tiene importancia adaptar la nosología Psiquiátrica o no se necesitaría por alguna razón de objetividad y universalidad a priori?
No abogo con que un Manual adaptado a la idiosincracia Latinoamericana en sus expectativas socio-funcionales o laborales solucione el tema, pero es importante abrir el punto desde la validez diagnóstica exportada desde lo extranjero.

Trastornos como el TOD (Trastorno Oposicionista Desafiante o Negativista Desafiante) y/o el TDAH (Trastorno por Déficit Atencional) son usualmente medicalizados a los menores de edad. Desde el lugar o espacio de la Psicología, en base al punto anterior, consideramos al igual que Bleichmar (2009:101), que “uno de los grandes problemas de la medicación es que al producir un aplacamiento a veces excesivo no posibilita una recaptura simbólica de la experiencia que prepare al aparato a nuevas experiencias.”

Importante es mencionar que el TOD puede llegar a una co-morbilidad (diagnosticarse ambos "trastornos") de hasta un 80% con el TDAH, lo cual lo hacen en la familia de trastornos de la conducta, primos hermanos en cuanto su diagnóstico.

Para introducir este tema en su contexto social para problematizarlo, es importante considerar la idea de la Modernidad sobre la adaptación propiamente tal, de las cuales derivan e insertan prácticas sociales en las subjetividades  de las últimas décadas. En tal sentido, “el cuerpo ya no se descarta por ser pecador, sino por ser impuro en nuevo sentido: imperfecto y perecedero. Y, por lo tanto, fatalmente limitado. Por ser viscoso y meramente orgánico, ha quedado obsoleto. Pero la misma tecnociencia se propone repararlo y  transcenderlo, gracias a las metáforas que emanan de los centros de investigación y plasman sus efectos de realidad en el mundo y en la carne humana.” (Sibila, 2005:115). Esta génesis al mejoramiento del cuerpo humano por la tecnociencia se instituye en “el momento en que nace un arte del cuerpo humano, que no tiende únicamente al aumento de sus habilidades, ni tampoco a hacer más pesada su sujeción, sino a la formación de un vínculo que, en el mismo mecanismo, lo hace tanto más obediente cuanto más útil, y al revés.” (Foucault, 1976:141). De ellas se forman una serie de políticas “que constituyen un trabajo sobre el cuerpo, una manipulación calculada de sus elementos, de sus gestos, de sus comportamientos.” (Foucault, 1976:141). Así mismo, “el cuerpo humano entra en un mecanismo de poder que lo explora, lo desarticula y lo recompone. La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos "dóciles". La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en términos políticos de obediencia). En una palabra: disocia el poder del cuerpo; de una parte, hace de este poder una aptitud", una "capacidad" que trata de aumentar, y cambia por otra parte la energía, la potencia que de ello podría resultar, y la convierte en una relación de sujeción estricta.” (Foucault, 1976:142).
Entender aquello nos revela que "estamos sujetos al poder por medio de "verdades" normalizadoras que configuran nuestras vidas y nuestras relaciones. Estas "verdades", se construyen y se reproducen en el funcionamiento del poder, las cuales son normalizadoras, en el sentido de que construyen normas en las cuales se incita a las personas a moldear sus vidas.” (White & Epston, 1993:35).
Se hace necesario entonces comprender cómo a lo largo de la historia los significados sociales han ido transformándose, en donde, "ser mirado, observado, referido detalladamente, seguido a diario por una escritura ininterrumpida, era un privilegio. Lo cual implicaba que la “crónica de un hombre, el relato de su vida, su historiografía relatada al hilo de su existencia formaban parte de los rituales de su poderío." (Foucault, 1976:196). Ante la cual hoy en día desde la modernidad, es totalmente al revés, debido a que estos "procedimientos disciplinarios invierten esta relación, rebajan el umbral de la individualidad descriptible y hacen de esta descripción un medio de control y un método de dominación. No ya monumento para una memoria futura, sino documento para una utilización eventual. Y esta descriptibilidad nueva es tanto más marcada cuanto que el encuadramiento disciplinario es estricto" (Foucault, 1976:196).
A este tipo de registros, en el cual nos enfocaremos "lo vemos, bajo la forma de tests, de conversaciones, de interrogatorios, de consultas, rectificar en apariencia los mecanismos de la disciplina: la psicología escolar está encargada de corregir los rigores de la escuela, así como la conversación médica o psiquiátrica está encargada de rectificar los efectos de la disciplina de trabajo.” (Foucault, 1976:229).

Con ello es legítimo preguntarse: ¿quién es desafiante a quién? o ¿quién es el desafiador o el desafiado? Ya que ser oposicionista a un otro, conlleva al otro posicionarse como opositor del sujeto también, por tanto, no hay una neutralidad objetiva desde donde la posición sea neutra ante la oposición del otro (del niño). De modo que al final ¿Vemos entonces una salud mental que trabaja por el bienestar subjetivo o más bien hacia un bienestar de la institución (psiquiátrica y escolar en este caso)?

Esbozando la complejidad en lo socio-cultural que atañe este tipo de diagnósticos psiquiatricos, es esencial considerar las características y construcciones subjetivas del “yo” a lo largo de la sociedad. Por tanto, entendemos al "yo" como "una organización que se caracteriza por una singular aspiración a la unidad, a la síntesis" (Freud, 1925:2919), que en cuya aspiración a la unidad de síntesis como un "yo" radica a que de lado del inconsciente se persiguen distintas pulsiones con "fines independientes unas de otras y sin atenderse entre sí" (Freud, 1925:2919). Por lo tanto, la coherencia de un "yo" unificado es un ideal social en las que “todas nuestras instituciones sociales están constituidas para personas con un yo unitario, normal, al que se puede clasificar de bueno o malo y que llena su función o es excluido de ella por una influencia poderosa. De aquí la alternativa legal de responsable e irresponsable" (Freud, 1925:2935). Lo que conlleva entonces a una serie de presupuestos en las diversas prácticas sociales que comparten un ideal sobre los seres humanos como “yoes” con autonomía, elección y responsabilidad sobre sí, dotados de una aspiración psicológica de autorrealización, que llevan su vida, real o potencialmente, como una especie de empresa de sí. (Rose, 1996).
Sin embargo, los seres humanos viven sus vidas moviéndose constantemente en distintas prácticas que los subjetivan de modos distintos. Las técnicas de relacionarse consigo, como un sujeto con capacidades únicas, merecedor de respeto, chocaron con las prácticas de relacionarse consigo como blanco de disciplina, deber y docilidad. La demanda a descifrarnos en términos de alguna autenticidad de los propios actos choca con la demanda política o institucional de que nos gobernemos por la responsabilidad colectiva en una toma de decisión organizada, aún cuando se esté personalmente en contra. En donde ciertamente existe la demanda ética de sufrir nuestras penas en silencio y encontrar la manera de continuar (Rose, 1996).

Tomando nuestro tema del TOD y su clasificación en la infancia, este es el sector más intensamente gobernado de la existencia personal. El niño moderno se ha convertido en el foco de innumerables proyectos que afirman protegerlo del daño físico, psíquico y moral para asegurarse su desarrollo “normal”, para promover activamente ciertas capacidades y atributos tales como la inteligencia, la educabilidad y la estabilidad emocional. (Rose, 1990)
Estos atributos en la Modernidad que emergen como “una  "invención" de esta nueva anatomía política no se debe entender como un repentino descubrimiento, sino como una multiplicidad de procesos con frecuencia menores, de origen diferente, de localización diseminada, que coinciden, se repiten, o se imitan, se apoyan unos sobre otros, se distinguen según su dominio de aplicación, entran en convergencia y dibujan poco a poco el diseño de un método general. Se los encuentra actuando en los colegios.” (Foucault, 1976:142). Sin olvidar también que “cuando las escuelas comenzaron a atender a más niños durante más tiempo, y cuando empezaron a interesarse por su adaptación además de por su aprendizaje intelectual, se agregaron nuevos especialistas”. (Morse citado en Harwood, 2009:103)
Este auge de especialistas trajo consigo una “serie de lenguajes y técnicas “Psi”, que han venido a constituirse como un conjunto de articulaciones entre las técnicas de gobierno y las prácticas de libertad en nuestras sociedades. Se trata de una multitud de técnicas sobre “lo humano”, esparcidas por multitud de ámbitos sociales, académicos e institucionales, extendidas desde las revistas especializadas hasta los departamentos universitarios, y que dotan al ejercicio de la “autoridad experta” de cierto “perfil ético” (Cayuela, 2006:4). Toda aquella extensión “ejercida por trabajadores sociales, psiquiatras, psicoanalistas, pedagogos, etc., (…) este “complejo de saberes psi” no viene a reprimir una libertad primigenia, ni instalan controles y represiones sobre una espontaneidad originaria y “natural”. Bien al contrario, producen “subjetividades” y “ámbitos de acción”: tipos de subjetividad, escenarios de relaciones posibles, formas de saber y placer, etc.” (Cayuela, 2006:5)
Detrás de esto, una modalidad fundamental para estas prácticas es el uso del registro personal al rendimiento: el examen. Estos "constituyen al individuo como objeto y efecto de poder, como efecto y objeto de saber. Es el que, combinando vigilancia jerárquica y sanción normalizadora, garantiza las grandes funciones disciplinarias de distribución y de clasificación, de extracción máxima de las fuerzas y del tiempo, de acumulación genética continua, de composición óptima de las aptitudes” (Foucault, 1976:197).
Las disciplinas "Psi", en parte como consecuencia de su heterogeneidad y falta de paradigma único, han adquirido una particular capacidad de penetración en relación con las prácticas para la conducción de la conducta. Rápidamente, se diseminaron por su posibilidad de ser traducidos a programas destinados a reconfigurar los mecanismos de autoconducción de los individuos, ya sea en la clínica, el aula, el consultorio, la columna de consejos de alguna revista o los programas donde la gente se confiesa por televisión. (Rose, 1996). Estos programas de autoconducción son los que emergen en actos diagnósticos como el TOD como control de las conductas hacia un rendimiento satisfactorio. Un ejemplo de estas tendencias sobre la práctica psicológica reside en la “tendencia  a utilizar los descubrimientos de la ciencia, no para facilitar y racionalizar las actividades humanas, ayudar a los individuos en sus tareas y en su vida, obteniendo además mayores rendimientos, sino para explotar a los hombres en su propio rendimiento" (Deleule,  citado en Ramírez, 2009:49).
Ante la pregunta ¿Qué es el Trastorno oposicionista desafiante? Camilo Ramírez Garza nos arroja otro nombre al mismo: "de cómo los adultos no sabemos qué hacer con los niños y jóvenes, y por eso nos inventamos quien sabe que criterios para patologizar el hecho de no poder ejercer la autoridad con ellos".

Haciendo una retrospectiva al pasado, encontramos en 1851 un trastorno que guarda similitud dentro de la ética del poder hegemónico, con aquellos signos y síntomas del TOD. Se trata de la Drapetomanía (Jackson, 2002), el cual es un trastorno mental que padecían los esclavos negros, consistente en unas ansias de libertad o una expresión de sentimientos oposicionistas a la esclavitud. Este trastorno fue registrado por el Dr. Samuel A. Cartwright, perteneciente a la Louisiana Medical Association.
Si cambiamos la palabra "esclavos" de aquella época, por "niños" o "jóvenes" y cambiamos la palabra “esclavitud” por “autoridad”. Veríamos que corresponden al ejercicio de un saber que instala un poder similar o idéntico al TOD moderno actual. En otras palabras, el TOD es la Drapetomanía moderna en Psiquiatría. Cambian los actores y los escenarios, pero la temática de poder sigue en pie como un problema de trastorno médico.

Con Foucault cobra suma relevancia el preguntarnos en este momento: ¿Qué es el poder?  Del cual entendemos "un ejercicio del poder como el modo en que ciertas acciones pueden estructurar el campo de otras acciones posibles. Lo que sería propio de una relación de poder es que esta es ser un modo de acción sobre otras acciones.” (Foucault, 1983) El poder en tanto actúa "sobre otra acción, sobre acciones existentes o sobre aquellas que pueden surgir en el presente o en el futuro … Es una estructura total de acciones que opera sobre acciones posibles; incita, induce, seduce, facilita, o dificulta; en el extremo, restringe o prohíbe absolutamente” (Foucault citado en Harwood, 2009:88).
Estudiar el poder debe entenderse en el cómo y no en el dónde, ya que preguntar por el donde es sugerir que en alguna fuente emana su poder, como si al encontrarse o descubrirse aquellos efectos del poder podrán eliminarse. Entenderlo de dicho significa contrariar la conceptualización de poder en cuanto relación. No se niega la posibilidad de un lugar en donde existe el poder, sino mas bien proponer al poder como algo multimensional y con diversas funciones (Harwood, 2009).
Retomando el diagnóstico respecto al TOD, el considerar que las relaciones de poder operan únicamente en el momento del diagnóstico es adoptar una perspectiva superficial que ignora la disonancia de las acciones que compiten por ejercer poder unas sobre otras. Hay que considerar de este modo que si a una persona se le diagnostica un trastorno de conducta no es resultado de un único poder. (Harwood, 2009). Por ejemplo, en tal sentido cabe preguntarse: ¿A qué tipo de modernidad laboral está respondiendo el modelo de normalización del TOD? ¿En dónde se demanda más tal tipo de diagnostico, en qué esferas sociales o judiciales? ¿Es de igual importancia un TOD de clase baja a uno de clase alta? ¿Cuál es más visible o controlable?

El acto diagnóstico no es una acción aislada de otras relaciones, es un acto que adquiere autoridad, dominio, acción sobre otros saberes para comandarlos hacia una práctica que mientras abre refuerzos, también se topa con asistencias nuevas tras cada apertura de movimientos. Estas relaciones de poder: "se hallan establecidas entre instituciones, procesos económicos y sociales, formas de comportamiento, sistemas de normas, técnicas, tipos de clasificación, modos de caracterización; y estas relaciones no están presentes en el objeto; no son ellas las que se despliegan cuando se hace su análisis; no dibujan su trama, la racionalidad inmanente, esa nervadura ideal que reaparece en su totalidad o en parte cuando se la piensa en la verdad de su concepto." (Foucault, 1970:74). Lo que dice Foucault resulta interesante respecto que en este caudal socio-laboral de normalización, el “objeto” es invisibilizado desde las distintas instituciones, incluyendo el acto diagnóstico que subyace fundamentado en el discurso científico. 
Además los "signos" en el diagnóstico de un TOD pronostican lo que va a ocurrir, en donde lo no visible en el signo éste podrá indicar el resultado más lejano en lo que estaría por venir, de modo que en el TOD " ya se le pueden asignar elementos; tiene un fin ya que se pueden calcular sus resultados; por consiguiente es un todo colocado en los límites de la invasión y la determinación" (Foucault, 1995:133). Lo que puede significar por ejemplo tanto el empeoramiento hacia un Trastorno Disocial, Antisocial o algún Trastorno de la Personalidad en el Eje II del DSM IV-TR.

Desde una mirada sobre el poder y de la deconstrucción del acto diagnóstico, uno de los fines de esta comprensión teórica en nuestro análisis es tratar de “marcar y aflojar los límites del sistema, trastornar el edificio en sus propios desajustes. Por tanto, la desconstrucción apunta a agravar las fisuras, a mortificar la plenitud adormecedora de la presencia, que es el centro alrededor del que se constituye la metafísica” (Ferro, 2009:90). Se entiende de ello que la finalidad es entrever en el TOD “una raspadura que deja leer lo que disimulaba, revelando un corrimiento que exhiba en el texto lo que violentamente intentaba ordenarlo desde afuera.” (Ferro, 2009:91) Debido a que si no hay fuera del texto, implica, que aquel concepto de texto que posee el TOD en general, ya no es algo “interior cerrado de una interioridad o de una identidad propia” (Derrida citado en Ferro, 2009:109). En otras palabras, "el afuera, lo más lejano, es -paradójicamente- lo que conforma el adentro, lo más cercano. El pensamiento se afecta a sí mismo al descubrir el afuera como su propio impensado. Cuando lo lejano es lo más próximo, se constituye el espacio del adentro. Espacio que permanece presente en el afuera y que dibuja la línea del pliegue, interiorizándose. Pensar es plegar, es bosquejar en el adentro los rasgos del afuera" (Díaz, 1994). No es el TOD una lectura cerrada en sí misma donde se puede copiar y pegar el diagnóstico a un cuerpo de otro. El TOD no tiene un afuera, de tener un afuera, no estaría relacionado con nada, sería una esencia por sí misma, una metafísica que olvida los diversos tejidos por los cuales en la diferencia, mantiene una huella encapsulada por dispositivos de poder que la replican, la repiten, la resisten al cambio.
Aceptar esa forma de escritura en el TOD tal como pretende la institucionalidad  psiquiátrica “impone sólo un modo de lectura, recorta toda posibilidad de leer los sentidos textuales que trastornen la trasmisión de la verdad univoca” (Ferro, 2009:131). Así la pretensión de la clasificación de su texto se “presenta como portadora de una anterioridad, la lectura como una tarea derivada, exigida por el saber retenido en la letra” (Ferro, 2009:131). Entendiendo al texto como “todas las estructuras llamadas reales, económicas, históricas, socio-culturales, en suma: todas las referencias posibles. Otro modo de recordar que no hay nada fuera del texto” (Derrida citado en Ferro, 2009:18)
Todo esto cobra relevancia respecto al diagnóstico clínico del TOD en tanto que este ”último discurso, en el que se enuncian todos los discursos, lo vuelvo a interrumpir al decírselo a aquél que lo escucha y que se sitúa fuera de lo dicho que dice el discurso, fuera de lo que este abarca. Lo cual es verdadero también respecto al discurso que en este mismo momento estoy en trance de sostener” (Derrida citado en Ferro, 2009:19). No existe por esto mismo una finalidad o cierre discursivo del diagnóstico.

 Todas las relaciones discursivas o textuales, según se ve, “no son internas del discurso: no ligan entre ellos los conceptos o las palabras: no establecen entre las frases o las proposiciones una arquitectura deductiva o retórica. Pero no son, sin embargo, unas relaciones exteriores al discurso que lo limitarían, o le impondrían ciertas formas, o lo obligarían, en ciertas circunstancias, a enunciar ciertas cosas. Se hallan, en cierto modo, en el límite del discurso: le ofrecen los objetos de que puede hablar, o más bien (pues esta imagen de ofrecimiento supone que los objetos están formados de un lado y el discurso del otro) determinan el haz de relaciones que el discurso debe efectuar para poder hablar de tales y cuales objetos, para poder tratarlos, nombrarlos, analizarlos, clasificarlos, explicados, etc” (Foucault, 1970:75). Un caso concreto de esto en el TOD lo vemos cuando nos preguntamos: ¿A qué necesidad, articulación lógica, la agrupación de conductas se amoldan cada uno de ellos en la configuración del TOD? ¿Es una razón obvia por ejemplo agrupar rencor con las pataletas? ¿Qué se dé mayormente en estratos socioeconómicos bajos es algo sin una causa social detrás? Hemos de entender que la operación esencial no es tanto la combinación de signos sino el orden a una transcripción sintáctica, en donde una teoría del TOD debe ser el simple enunciado del encadenamiento de la clasificación, entendiendo que el segmento observable aislado, no significa nada por sí mismo sino comienza a entrar en la composición con otros elementos (Foucault, 1995). Ya que para el diagnóstico, cualquier añadido como "sus predispociones, su edad, su género de vida, y toda una serie de acontecimientos, que con relación al núcleo esencial representan accidentes" (Foucault, 1995:23). Intentando con ello distinguir los síntomas de los "accidentes", como si el paciente fuese algo exterior desde lo cual sufre síntomas (Foucault, 1995).
Así comprendemos la exterioridad como algo que conforma la misma “interioridad” del texto, en este caso el DSM IV-TR y CIE 10. Más aun, “llevar el mundo al texto es postular que el texto tiene una extensión tan abarcadora que excluye un mas allá” (Ferro, 2009:34). De esta misma forma “estas prácticas no están restringidas a las cuatro paredes del consultorio del médico. Estas son prácticas que circulan más ampliamente (en los periódicos, en la radio, etc.) y pueden reconocer al niño problemático en diversas formas” (Harwood, 2009:106).
La lectura  deconstructiva se desliza en la superficie rugosa de los textos, uno de sus gestos constitutivos lo constituyen las diversas modalidades de los injertos que se van tramando en su textura (Ferro, 2009). ¿O acaso hay que entender el TOD como resistencia solo desde el lado (oposición) de quien fue clasificado?
Lo interesante que nos lleva a cuestionar el TOD no es tanto solamente su clasificación, su expectativa social a la normalidad, más bien se encuentra en su misma sanación o tratamiento. Es en el tratamiento donde podemos ver cómo se conjugan las distintas redes de acción del poder. Es como si en el TOD, apenas en su “aparición” al diagnosticarse, paulatinamente se degrada. Partiendo por su problematización, como algo que hay traducir y codificar para la acción de las distintas colectividades o “textos”, éstas se fragmentan cada vez más y esa nuclear “sólida” problematización en donde vaya pisando terreno el TOD, ya sea en la gradualidad del fármaco, en los estratos socioeconómicos, en el entorno familiar-social, vemos entonces que en el mismo tratamiento esconde su pluralidad con otros discursos. En caso contrario veríamos una represión de la clasificación a sostenerse por el poder intentando persuadir alarmando sobre el mantenimiento del síntoma clasificado como algo atemporal, de riesgo social, sino, la clasificación no tendría sentido, ya que sería solamente una posibilidad más entre otros.
Es de esta manera que en el espacio de la práctica psiquiátrica en relación con las demás prácticas, los objetos por ella considerados pueden entrar en relación conflictiva con los objetos propios de otras prácticas, así mismo, "los límites entre las prácticas no siempre están claramente marcados y puede haber conflictos de jurisdicción así como transferencias de una a otra." (Braunstein, 1980:49)
No hay que olvidar también que está en juego el prestigio y el éxito del profesional a quien se solicita, por tanto no es menor considerar las propias resistencias del profesional ante sus fracasos o de qué modo se disculpa de ellos por fuera o por dentro de su espacio de acción. Ya que allí, justamente es en donde  el profesional se hace objeto de su propio quehacer tras clasificar, poniendo en riesgo o no su autoridad y sentido de pertenencia al actuar con legitimidad. De ese modo los otros expertos “pueden involucrarse o participar en el diagnostico de niños problemáticos (el pediatra, el psicólogo clínico, el médico generalista), es la función del psiquiatra la que esta investida de autoridad definitiva” (Harwood, 2009:94).

La palabra "normal", busca homogenizar, hacer del "desorden" de las diferencias y las particularidades de cada quien ordenarlas y homogeneizarlas según la comparación. Desde la comparación se busca la media sana de la desviación insana que queda en desventaja en ni más ni menos que en el rendir. Esto se conlleva mediante la codificación del deseo mediante el poder "significa que quienes ejercen un poder buscan “interpretar” el deseo de aquellos sobre los que ejercen hegemonía. Es decir, darle una representación para que se haga consciente. De manera tal que al codificar el deseo se torne manejable. Se torne también previsible y “despotenciado” para los cambios. Considerando además que el deseo, en sí mismo, esto es sin representación, no tiene objeto, es ciego. Simplemente desea. Cuando el deseo es manipulado para ejercer dominio sobre las personas, se lo rotula, se etiqueta, se le pone nombre. Los sujetos, entonces, “saben lo que quieren”, aunque siguen sin saber que ese deseo les fue impuesto. Por ejemplo, en el capitalismo, se codifica el deseo como mercadería para ser consumida. De este modo, se aporta al sistema capitalista y se facilita la tarea de gobernar. Lo primero, porque se fortalece el dispositivo económico neoliberal, y lo segundo, porque se borran las diferencias, ya que se supone que son fuente de conflictos." (Díaz, 1999) Así mismo, esto último ocurre con el TOD en donde se lo rotula primero para luego otorgarles un horizonte a fines para el consumo de los expertos en las técnicas "Psi", para que canalicen el deseo del niño o joven, para así facilitar la tarea de gobernar. De manera que, en caso que esa angustia ya no se comprenda por la enajenación alienante normativa, la píldora psiquiátrica va en ayuda como el tragarse una institución, con el fin que todo discurso se condensa en una píldora, por lo tanto “no hay que hablar sólo hay que tragar".

Ya no importan quien tenga la culpa o la responsabilidad del suceso ocasionante del trastorno de conducta, afortunadamente se cuentan con una amplia red de profesionales que auxilian como bien sabemos la multidimensionalidad que presenta sus causas, buscar un responsable sería aislar una variable en desmedro de otras sin entrever su reciprocidad. Intuitivamente la discrepancia solo imposibilita el funcionamiento de los mecanismos de control, desajustando su autoridad, por ello, es más valiosa la tolerancia disciplinaria donde cada uno gane su espacio.
Esta red de auxiliares expertos multidisciplinarios (educadores diferenciales, psicopedagogos, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales) permite abordar la complejidad del niño con mayor minuciosidad en sus dimensiones, garantizando con mayor probabilidad un buen rendimiento y adaptación, sin escapar al más mínimo detalle las conductas que son registradas por los informes que cada auxiliar-experto se coordinan en un plan de salvataje normativo-social. Aunque quizás muchos de ellos no comparten Epistemologías o Metodologías comunes, sí comparten para unirse interdisciplinariamente, una noción ética del comportamiento, de los deberes, de la normalidad y la adaptación con el menor roce de conflictos que puedan subsistir. Para ello cada dimensión no vislumbrada por algún experto recae como nuevo contenido semántico a esta sintaxis monocorde común que es el tratamiento a niños problemáticos. Por ello, “probablemente, lo que compartan todos estos expertos sea una conexión con los discursos de comportamiento problemático” Harwood, 2009:102). Estos rasgos comunes buscan decidir con seguridad entre varios tratamientos cuales "ofrecen más certera en el éxito, aprovechar la experiencia; percibir las ocasiones; combinar todas las posibilidades; calcular todos los azares; soportar sus caprichos; manejar su carácter y regir su voluntad, como un padre tierno que guía por el destino de sus hijos" (Foucault, 1995:129)
Con este pacto de alianza y posible consenso, ya no importa tanto si un auxiliar-experto contradice a otro en la importancia de un fenómeno en abordar, cada experto tiene el derecho de intervenir en su espacio informando de sus avances, posibilitando así que los expertos utilicen la información del otro para depurar su propio diagnostico y tratamiento. No olvidando que la nomenclatura también delinea los espacios tanto de objetos que incluye como también de los que habrán de producirse para rellenar en su trama aquella demanda social que hará oportunamente resaltar sus exigencias para pensar los nuevos objetos a redefinir e integrar (Braunstein, 1980).

Hay que dar cuenta no tan solo las incongruencias y contradicciones; también ese intento de alianza. Sin olvidar en preguntarnos a qué necesidades surgen aquellos equipos multidisciplinarios, ya que por lo desglosado, vemos que cada disciplina o institución de control no se sustenta con efectividad por si sola para lograr un control normativo. Hay que entender que el diagnóstico no se realiza una sola vez, más bien se monitorea se registra semana a semana los progresos o avances según los objetivos estipulados. Provocando que el mismo diagnóstico varíe en su énfasis encontrando otros problemas de mayor importancia y girar completamente el diagnóstico en la medida que se diferencian y se derivan más variables en juego.

Siendo el TOD un trastorno inserto en los trastornos de la conducta, se hace necesario distinguir en lo posible qué hace al TOD un diagnóstico diferenciado de los demás trastornos conductuales. Por tanto, podemos contemplar que un trastorno como el déficit atencional se enfatiza su lugar y posición mas acentuadamente en aspectos de rendimientos académicos o sociolaborales, donde la desconcentracion atenta contra el flujo institucional requerido a ciertas tareas o asignaciones esperadas. Mientras el TOD por su parte se enfatiza más en lo conductual por aquellos aspectos que pongan en cuestión la autoridad que se requiere en los reglamentos escolares, sean cual sean las conductas que desemboquen en aquellos. Es justamente así como un trastorno por déficit de atención es comorbido a un oposicionista desafiante en tanto que ambos atentan al ritmo autoritario de la institución. En este sentido, resulta relevante dar cuenta que algo en el orden del oponerse o negarse a un mandato o decición se asume de forma automática que tras ello existe un desafio. Resulta por ello importante mostrar que el TOD por su parte contiene dichos elementos en disputa. No existe en la literatura médica o psicopatológica algo como el Trastorno Oposicionista o algo como el Tratorno Desafiante, existe el Trastorno Oposicionista Desafiante o Trastorno Negativista Desafiante, como las dos caras de una misma moneda que no pueden ser una sin la otra.

Conclusion:
A partir de esto, hay que hacerse las complicadas preguntas profesionalmente comprometidas de: ¿Hasta qué punto el sacrificio por el cambio social desde la crítica en miras por la libertad del sujeto no acarrearán nuevos costos por sobre quien enfrente el conflicto social o status quo?
Es importante considerar a quien uno se refiere como aquel sujeto coartado en su diferencia y que implicancias tiene posicionarlo o potenciarlo como un actor critico de su situación, sumergiéndolo entonces en una lucha conciente de algo que era inconciente en su discurso anteriormente.
Otorgar voz abriendo las diferencias no encontradas por el TOD implica posicionar en nuevo escenario político, las redes de poder imperantes en los discursos sociales.
¿Tiene que ver el análisis crítico discursivo entonces con la búsqueda de una cierta libertad? Nos parece que aquello llevará sin duda a una lucha constante dentro de la propia particularidad que desea hablar, frente a la homogeneidad que diacrónicamente genera el lenguaje y el consenso social. Por tanto, se hace necesaria aquella vía ética como el lugar de un surgimiento de la subjetividad como tal ante su encuentro con la alteridad.

¿Será acaso posible que el otro camino que hemos abordado críticamente durante esta tesis, de comprometer al paciente a una nueva responsabilidad social institucional de ceder y adaptarse a ciertos ritmos y diferencias en favor de una supuesta armonía que promete alguna recompensa a mediano o largo plazo por el dominio (control) pulsional, sea una validez ética tan consecuente como la anterior dicha?
Sin duda, a lo largo de la tesis llama la atención aquel discurso de la nueva promesa (en la adaptación conductual) por la responsabilidad del control pulsional y consenso normativos (que eviten el agravamiento predicho futuro del trastorno) para una futura recompensa y estabilidad social. En ellas se da por cierta obviedad que la meta institucional en sus diversos discursos, si se ajustan eficientemente los distintos enunciados en satisfacer los compromisos abrirán las puertas de cierto bienestar (Salud Mental). Las cuales en ellas sin duda se generan nuevos injertos ideológicos que normalizan y cosifican las subjetividades alienándose.
Pese a lo dicho, siempre recaeremos o retomaremos aquellos viejos retoños éticos filosóficos, los cuales versa: ¿La virtud está en la libertad o en el compromiso colectivo o en ambos y siendo ambos en qué grado? Claramente por mucho que abordemos aquellos encuadres no podremos detenernos a una respuesta final. Cada respuesta dependerá en la innumerable complejidad que arrasa en constantes incompletudes de discurso y coherencia pulsional. Así volvemos a Freud en descifrar que toda ética presenta por humanidad una imperfección que las constituye pulsionalmente.
Para cerrar, queremos señalar que este trabajo de Tesis, no es un trabajo de Psicología, ni de Psiquiatría, ni tampoco de Sociología, es más bien como todo trabajo o acto investigativo, un quehacer de la ética. Si no entendemos esto primero al momento de leer esta tesis, no se entenderá qué tronco y cuáles son las líneas posibles donde apuntan cada uno de nuestros enunciados y discusiones al tema. Debido a que justamente el conocimiento siempre está entretejido entre lo político y ético.