miércoles, 30 de septiembre de 2020

Respuesta a las críticas recibidas en Yoica (México)

En la Exposición que dí en Yoica el 4 de Septiembre, uno de los puntos que los Lacanianos intentaron criticarme para defender a Lacan, fue decir que Freud postuló la Envida del Pene o que analizó a su propia hija, cuestión que siempre he criticado también, por algo, jamás me he considerado Freudiano Ortodoxo (algo que recalco tanto en la intro y en la contra-tapa de mi libro).

También se me señaló que Lacan no sería Teología pues usa matemáticas. Pues en tal caso una cosa no excluye necesariamente a la otra pues tanto en Numerología o en Horóscopo el uso de números matemáticos está y deriva a una metafísica teologizada, ni hablar del uso de la Física cuántica sobre vacíos y ex-nihilo Creacionistas.
 
Otro asunto un poco más "académico" fue la distinción supuesta, que en el Fetiche recurrente del "no-todo" de Lacan, aquella no sería Teología mágica tampoco. En mi opinión (asunto que no tuve tiempo de aclarar, dado que en un poco más de una hora resumí 450 páginas de mi libro), es que si bien no se puede enunciar o abordar la totalidad absoluta, pues siempre algo queda relegado, eso no implica que acomodemos un -1 al conjunto total o UN Falo simbólico (que barre, agujereé místicamente) que haga operario aquello. Vale decir, se postula en el no-todo "LA" (singular) Falta de las faltas, un fondo de perdida en Nombre de las perdidas. Se formaliza la clínica en un aquietar la complejidad y lo que desborda en una "Falta, -1, Falo simbólico, conjunto vacío, que opera. Por ejemplo, no es lo mismo el conjunto vacío o el lugar del no-todo en Laclau que en Badiou. En Laclau se aprecia mucho más la dinámica del tejido complejo en su devenir, no se arroja en LA Falta a un no-lugar, -1, no-todo como enigma YA encapsulado en-sí, se trata más bien de pliegues aún no distinguidos en la complejidad múltiple. No basta con ahorrar las problemáticas del saber o ciencia a un -1 o no-todo, hay que seguir abriendo las diversas multiplicidades y no sujetarlas en un conjunto vacío o Falta de las faltas o un mágica Cosa perdida o como no-todo. Pues aquello justifican las intervenciones a lo "Real" en el conductismo del corte, de cortar y apuntar a la afánisis desfalleciente del sujeto (barrado), de separar los intervalos mágicos y sus significantes, en aquel lugar del no-todo del analizante. Así, se estructura lo inconsciente para no dinamizar la complejidad y multiplicidad y así tener consigo los corto-circuitos de cortes-escanciones conductistas de tiempo variable para apuntalar al no-todo.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Barroco y Filosofía

 Tal como en Bach, Bernini y Leibniz (Deleuze), en el Barroco no hay vacíos, ni nadas, todo se rellena con complejidades múltiples. Por eso mismo, lo Barroco desde lo micro conforma un universo con espacios macro entrelazados. La polifonía compleja donde cada grano se articula con lo inmenso, cada detalle aporta algo, nada queda fuera de la orquesta.

Cuando el arte alcanza niveles donde se exige esfuerzo continuo, disciplina, pasión, vienen luego las modas del "simplifiquemos".

Es una falta de respeto a lo hermoso del Barroco que se simplifique con Vacíos, sustracciones, pérdidas, agujeros y Nadas, en el Barroco nada se pierde, todo suma en potencia a su intensidad.

 

En la música barroca, en su monumentalidad, el silencio no logra ser silencio ni una ausencia (perdida ni sustraída), siempre es algo que suma y desborda como una nota más al mundo múltiple de potencialidad.

Es Polifonía múltiple de registros simultáneos, donde nada puede incrustar un caprichoso vacío o sustracción plena a sus pliegues.

miércoles, 9 de septiembre de 2020

La determinación del Yo en Fichte

 Freud se basó en la filosofía para su Metapsicología, esto, por supuesto incluye el ámbito del Yo, de quien se inspiró en Fichte. Las siguientes citas de Fichte, son similares a la forma en cómo elaboró Freud (contemporáneos freudianos) el Yo:

"El yo se determina, contiene en sí misma contrarios; y por consiguiente se anula. Pero como no puede anularse sin que mediatamente se anule igualmente la unidad de la conciencia, debemos conciliar por medio de una nueva síntesis los contrarios que hay en ella. Así el yo es a la vez agente y paciente en una sola y misma acción; al mismo tiempo le son atribuidas realidad y negación, lo que es indudablemente una contradicción.
Esta contradicción debe resolverse por el concepto de determinación recíproca. El yo determina por el hacer su padecer; o: determina por el padecer su hacer. Entonces sería a la vez agente y paciente en un solo y mismo estado.
Para que sea posible una determinación en general (todo acto de medir), tiene que ser fijada una unidad de medida. Pero esta unidad de medida sólo puede ser el mismo yo, porque originariamente sólo el yo es puesto absolutamente.

Un grado ínfimo de hacer en el yo tendría que preceder un hacer del no-yo; éste tendría que haber suprimido efectivamente una parte del hacer del yo, antes de que el yo pudiera poner en sí una mínima parte de este hacer.
Decir que es movido por el impulso proyectado hacia fuera, significa: debe ser el determinante. Pero todo acto de determinar presupone una materia determinable. –El equilibrio tiene que ser mantenido; por tanto, la realidad permanece continuamente lo que era, realidad, algo relacionable al sentimiento. Para la realidad como tal, como simple materia, no se puede pensar otra modificación que el aniquilamiento y la supresión total.

El yo es guiado por el impulso, y él tiende a determinar el objeto conforme a este impulso; pero a la vez se halla bajo el influjo del no-yo y es limitado por éste, por la índole efectiva de la cosa; no puede en un grado mayor o menor determinar la cosa conforme al impulso.
El yo es limitado por esta limitación del impulso; surge aquí –al igual que en la limitación de la tendencia y de la misma manera– un sentimiento, que es aquí un sentimiento de limitación del yo no por la materia, sino por la índole de la materia. Y así queda entonces a la vez respondida la segunda cuestión, la de saber cómo podía relacionarse con el sentimiento la limitación del acto de determinación.
El yo se determina a sí mismo por absoluta espontaneidad. A esta actividad de determinación se aplica el impulso que necesitamos examinar actualmente, y es impulsada hacia fuera. Si queremos conocer con fundamento la determinación de la actividad por el impulso, ante todo tenemos que conocer a fondo esta misma actividad.
En el obrar ella era pura y únicamente reflexionante. Ella determinaba al yo tal como lo hallaba, sin cambiar nada en él; podría decirse que ella sólo era figuradora imaginativamente. El impulso ni puede, ni debe introducir algo que no esté en ella: por consiguiente, únicamente la empuja a refigurar imaginativamente lo que existe tal como existe; la empuja solamente a la intuición, pero de ningún modo a la modificación de la cosa por una actividad causal real. Sólo debe ser producida en el yo una determinación tal como ésta es en el no-yo."