En primer lugar admiro muchísimo la obra de Freud, creo que es insuperable todavía en la mayoría de sus aspectos, pero eso no quita que tenga consigo un surtido de ideas mediocres aún para su época que deben criticarse.
En contra de los ortodoxos que aún pululan por ahí justificando y validando o bajando el perfil al sexismo de S. Freud. Para los
aventureros ortodoxos a-criticos que defiendan lo indefendible: Otros como el Lacaniano Luciano Lutereau dicen absurdamente que "El Psicoanálisis es el Feminismo antes del feminismo".
La obra de Freud
fue increíblemente influenciada por J.S Mill, libertario que promulgaba la igualdad de género e incluso el Aparato Psíquico creado por Freud, se lo debemos en gran medida a este filósofo, Freud fue un
ávido de lector de filósofos y de forma cretina no lo reconoció (así como a muchos filósofos, Freud evade el reconocerles su lugar como Schopenhauer y a Spinoza) y para
peor no le reconoció como es debido la
igualdad de género de este filósofo y tuvieron que ser muy
posteriormente grandes psicoanalistas feministas como Karen Horney que
pusieron en su lugar las propuestas de Freud sexistas conservadoras
A modo introductorio antes de las citas correspondientes, diremos que ideas, conceptos o términos como: La Envidia del pene
(sentirse castrada por no crecerle, yo prefiero llamarlo la versión
misógena del complejo de inferioridad de Adler), orgasmo clitoriano como
"inmaduro" frente al "maduro" vaginal,
pequeño varoncito con su pequeño pene clítoris, deseo de tener un pene
mudado por el de tener un hijo del padre, sus comentarios sobre la
menopausia, etc. Por suerte Karen Horney destruyó estas basuras, que en la época otros intelectuales ya criticaban.
Algunas citas de la Obra de Freud al respecto:
" Esto se aprecia
mejor respecto de los vínculos entre «hijo» y «pene». Tiene que poseer
algún significado el hecho de que ambos puedan ser sustituidos por un
símbolo común tanto en el lenguaje simbólico del sueño como en el de
la vida cotidiana. Al hijo y al pene se los llama el «pequeño» {«das
Kleine»}. Es bien sabido que el lenguaje simbólico suele prescindir de
la diferencia entre los sexos. El «pequeño», que originariamente mentaba
al miembro masculino, puede pasar a designar secundariamente el genital
femenino". (Freud, 1915)
"Si se investiga
con la suficiente profundidad la neurosis de una mujer, no es raro
toparse con el deseo reprimido de poseer un pene como el varón. Un
fracaso accidental en su vida como mujer, que en sí mismo es hartas veces
consecuencia de una fuerte disposición masculina, ha reactivado este
deseo infantil (que clasificamos como «envidia del pene» dentro del
complejo de castración)"
Freud 1915.
"Primero quisieron tener un
pene como el varón y en una época posterior, siempre dentro de la
infancia, apareció en su remplazo el deseo de tener un hijo."
"Si se investiga
con la suficiente profundidad la neurosis de una mujer, no es raro
toparse con el deseo reprimido de poseer un pene como el varón. Un
fracaso accidental en su vida como
mujer, que en sí mismo es hartas veces consecuencia de una fuerte
disposición masculina, ha reactivado este deseo infantil (que
clasificamos como «envidia del pene» dentro del complejo de castración"
"Esto
se aprecia mejor respecto de los vínculos entre «hijo» y «pene». Tiene
que poseer algún significado el hecho de que ambos puedan ser
sustituidos por un símbolo común tanto en el lenguaje simbólico del
sueño como en el de la vida cotidiana. Al hijo y al pene se los llama el
«pequeño» {«das Kleine»}. Es bien sabido que el lenguaje simbólico
suele prescindir de la diferencia entre los sexos. El «pequeño», que
originariamente mentaba al miembro masculino, puede pasar a designar
secundariamente el genital femenino"
"Primero quisieron
tener un pene como el varón y en una época posterior, siempre dentro de
la infancia, apareció en su remplazo el deseo de tener un hijo."
¿Qué lugar machista le asigna subjetivamente a la mujer? ser una esclava madre en su destino.
Reitero, aunque admire MUCHO a Freud, al menos tengo la capacidad de criticar sus basuras cuando corresponda.
"Cuando el interés por la caca
retrocede de manera normal, la analogía orgánica aquí expuesta hace que
aquel se trasfiera al pene. Si luego en la investigación sexual se
averigua que el hijo ha nacido del intestino, él pasará a ser el
principal heredero del erotismo anal, pero el predecesor del hijo había
sido el pene, tanto en este como en aquel sentido.
"Con el
advenimiento del pene nace en la niñita la envidia del pene, que luego
se traspone en deseo del varón como portador del pene. Antes, todavía, el
deseo del pene se ha mudado en deseo del hijo, o este último ha
remplazado a aquel. Una analogía orgánica entre pene e hijo (línea de
puntos) se expresa mediante la posesión de un símbolo común a ambos (el
«pequeño»)."
"Ahora tenemos que admitir que
la niña pequeña es como un pequeño varón. Según es sabido, esta fase se
singulariza en el varoncito por el hecho de cjue sabe procurarse
sensaciones placenteras de su pequeño pene".
"Ahora tenemos que admitir que
la niña pequeña es como un pequeño varón. Según es sabido, esta fase se
singulariza en el varoncito por el hecho de que sabe procurarse
sensaciones placenteras de su pequeño pene".
"Pero fue una sorpresa
enterarse, por los análisis, que la muchacha hace responsable a la madre
de su falta de pene y no le perdona ese perjuicio."
"Se siente gravemente
perjudicada, a menudo expresa que le gustaría «tener también algo así», y
entonces cae presa de la envidia del pene, que deja huellas imborrables
en su desarrollo y en la formación de su carácter, y aun en el caso más
favorable no se superará sin un serio gasto psíquico".
"La importancia de
la envidia del pene es indudable. Acaso lo juzguen un ejemplo de
injusticia masculina si asevero que envidia y celos desempeñan en la vida anímica de las mujeres un papel todavía mayor que en la de los varones".
"El contenido
esencial de la primera es que la niña pequeña, que hasta ese momento
había vivido como varón, sabía procurarse placer por excitación de su
clitoris y relacionaba este quehacer con
sus deseos sexuales, con frecuencia activos, referidos a la madre, ve
estropearse el goce de su sexualidad fálica por el influjo de la envidia
del pene. La comparación con el varón, tanto mejor dotado, es una
afrenta a su amor propio; renuncia a la satisfacción masturbatoria en el clitoris, desestima su amor por la madre".
Por último y no menos importantes, el rol de la mujer subjetiva sería en Freud: "Sólo la relación con el hijo varón brinda a la madre una satisfacción irrestricta; es en general la más perfecta, la más exenta de ambivalencia de todas las relaciones humanas. La madre puede trasferir sobre el varón la ambición que debió sofocar en ella misma, esperar de él la satisfacción de todo aquello que le quedó de su complejo de masculinidad. El matrimonio mismo no está asegurado hasta que la mujer haya conseguido hacer de su marido también su hijo, y actuar [agieren] la madre respecto de él." (Freud, 1933).