viernes, 13 de mayo de 2022

Lenin vs Ateos (ateos contra ateos)

Filósofos Ateos, se pueden venir varios en mente, incluso Freud desde la Psicología. ¿Pero hay ateos que son más ateos que otros? Este sería el caso de Lenin cuando critica a otros ateos. Nunca vi un DEFENSOR tan acérrimo del Ateísmo como Lenin. Siempre es criticable la posición Agnóstica escéptica frente a la Atea. Más allá de mis diferencias políticas, sería muy interesante hablar con él (cuando Lenin NO tenía el poder absoluto aún). Cito algunos ejemplos de cómo Lenin trata de agnósticos o falsos ateos (mediocres materialistas) a reconocidos autores ateos.
 
Para Lenin, un ateo tan magistral como Hume, le parece un agnóstico: "Siguiendo a Engels calificamos a los kantianos y humistas de agnósticos, porque niegan la realidad objetiva como origen de nuestras sensaciones. La palabra agnóstico viene del griego: a significa en griego no; gnosis significa conocimiento. El agnóstico dice: Yo no sé si existe. De aquí la negación de la verdad objetiva por el agnóstico y la tolerancia mezquina, filistea, pusilánime, hacia la doctrina sobre los fantasmas, los duendes, los santos católicos y otras cosas por el estilo."
 
Lenin tampoco cree que un materialista tan importante como Feuerbach esté al nivel de un verdadero materialismo: "Büchner, Vogt, Moleschott y Dühring, comparados con Feuerbach no han sido más que unos pigmeos y unos miserables chapuceros. Marx y Engels, habiendo superado a Feuerbach en la lucha contra los chapuceros, pusieron su máxima atención en el edificio la filosofía del materialismo".
El romanticismo alemán tampoco era de su agrado: “carta de Marx a Feuerbach, fechada el 20 de octubre de 1843, en la que Marx invita a Feuerbach a que escriba en Deutsch-Französische Jahrbucher [Anales Franco-Alemanes] un artículo contra Schelling. El tal Schelling -- escribe Marx -- no es más que un fanfarrón que pretende abarcar y sobrepasar todas las anteriores direcciones filosóficas. "Schelling dice a los románticos y a los místicos franceses: yo soy la síntesis de la filosofía y de la teología, a los materialistas franceses: yo soy la síntesis de la carne y de la idea; a los escépticos franceses: yo soy el destructor del dogmatismo...". Marx veía ya entonces que los "escépticos", llámense partidarios de Hume o de Kant (o, en el siglo XX, de Mach), se alzaban contra el "dogmatismo" tanto del materialismo como del idealismo y, sin dejarse distraer por ninguno de los mil miserables y pequeños sistemas filosóficos, supo tomar directamente, a través de Feuerbach.”
 
Lenin le tira patadas a un ateo tan ateo como Schopenhauer: “¡Pero es posible un idealismo que reconozca el mundo como voluntad! Estamos no solamente por encima del materialismo, sino también del idealismo de "un" Hegel, ¡pero esto no nos impide andar coqueteando con el idealismo a lo Schopenhauer!
 
Lenin se toma muy en serio el materialismo y la energía de su Física: “Según E. Hartmann, en la base de la novísima física están tres sistemas gnoseológicos: la hylocinética (del griego hyle = materia y kinesis = movimiento: es decir, el reconocimiento de que los fenómenos físicos son movimiento de la materia), la energética y el dinamismo (es decir, admisión de la fuerza sin sustancia).
Se concibe que el idealista Hartmann defienda el "dinamismo", deduzca de él que las leyes de la naturaleza son el pensamiento universal, en una palabra "substituya" lo psíquico colocándolo como base de la naturaleza física. Pero se ve obligado a reconocer que la hylocinética tiene a su lado al mayor número de los físicos, que este sistema es el que "más a menudo se usa", y que su grave defecto está en el "materialismo y el ateísmo que amenazan a la hylocinética pura". El autor considera, y con toda razón, la energética como un sistema intermedio y la califica de agnosticismo. Naturalmente es "el aliado del dinamismo puro, puesto que elimina la sustancia", mas su agnosticismo desagrada a Hartmann, por ser como una especie de "anglomanía", contraria al verdadero idealismo del alemán ultrarreaccionario de pura cepa.”
 
Cuestión que Lenin concluye en que: “Si el mundo es materia en movimiento, se la puede y se la debe estudiar infinitamente en las infinitamente complicadas y menudas manifestaciones y ramificaciones de este movimiento, del movimiento de esta materia, pero nada puede haber fuera de tal materia, fuera del mundo "físico", del mundo exterior, a todos familiar. La fobia al materialismo y la multitud de calumnias acumuladas contra los materialistas están a la orden del día en la Europa civilizada y democrática.”

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