domingo, 22 de agosto de 2021

Winnicott cuestiona el Edipo clásico con simple naturalidad

 Winnicott (1936) desde joven, ya puso de cabeza, al revés, cuestiona sin percatarse con suma naturalidad al Complejo de Edipo clásico, en simple:

"Pero llegó el momento en que Papito tuvo que volver al barco, y entonces el niño se puso frenético. Para abordar esta situación, la madre hizo que su esposo volviera a casa una semana atrás. El niño se tranquilizó mucho y cuando después el padre volvió a partir, lo soportó bastante bien, aunque quedó algo tristón y no quería comer.
No podemos sino conjeturar todo lo que pasaba por debajo de la superficie. En realidad, la cosa es mucho más complicada.
¿Puedo decirlo de este modo sin tratar de separar lo consciente de lo inconsciente?
En el mundo interno del niño sobrevienen cosas vinculadas tanto al amor del padre como a su partida. Su amor lleva a establecer dentro del niño un padre bueno, pero junto con ello surge la amenaza de una madre mala, enojada y celosa, que lo separará del padre. El niño siente la angustia como un dolor interno (lo que la madre llama un cólico). Sin embargo, logra, especialmente como consecuencia de la enfermedad, poner a prueba el amor de la madre externa o real, quien no sólo le muestra comprensión sino que lo lleva a ver a otro hombre, el médico.
Todo anda bien; la tranquilidad que le brinda al niño la madre externamente real funciona; pero pronto el padre se va de veras, y para el niño esto es una catástrofe.
Dentro de él, el padre está muerto, tal vez asesinado por la madre mala. La madre real admite que el niño debe hacer frente a más cosas de las que puede manejar; que el comportamiento que le brinda su permanente amor no baste para ayudarlo, y entonces lo llama de vuelta al padre de inmediato. El chico ve que su padre, a quien creía muerto, no lo estaba. Empieza a reconocer entonces la diferencia entre el sentimiento de catástrofe y amenaza y lo externamente real. Si el padre efectivamente se hubiera muerto en ese momento, el efecto habría sido terrible, en alguna medida habría sido permanente. El niño habría tenido que ejercer sobre él un control constante, o bien adoptar algún medio para negar su realidad interna ya sea mediante una obligada irresponsabilidad, o mediante delirios de persecución del mundo, o de lo contrario habría tenido que sentirse".

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