miércoles, 22 de diciembre de 2021

Piaget VS Foucault

Piaget fue un versado estudioso de la semiótica a fines de los años 20s, como son sus experimentos en la comunicación entre madre y bebé. Luego depuró las diferencias entre "significante", "símbolo" y "signo" en los años 40s en sus estudios con niños (junto a sus estudios sobre el simbolismo del juego en la obra Freud: Fort-Da y fantasías).

Piaget era ávido lector (sería una lista interminable los saberes de los cuales fue experto), leyó entre otros, Las palabras y las cosas de Foucault, algo poco de Lacan (e incluso Maturana). Pero desde los años 30s, Piaget ya tenía profundos conocimientos de la lingüística estructural.
 
Cito a Piaget al respecto:
"El principio según el cual el significante no tiene nada en sus caracteres fónicos que recuerde el valor o el contenido de su significado. Esta afirmación de la arbitrariedad del signo, que ya había sido matizada por Jespersen, fue recientemente puesta en duda por Jakobson, pero Saussure respondió por adelantado a esas objeciones al distinguir él mismo lo “relativamente arbitrario” de lo “radicalmente arbitrario”.
 
"Mientras que Bloomfield y sus colaboradores desarrollaron una lingüística esencialmente descriptiva y taxonómica, fundada en métodos distribucionales, prolongando el estructuralismo sincrónico saussuriano, éste encontró nuevas formas con el estudio de la fonología. El juego de las “oposiciones” (o dicotomías en seno de una clase) concernía sobre todo hasta entonces a las relaciones entre significantes y significados, mientras que con Troubetzkoy se edifica un sistema de oposiciones fonológicas, definiéndose el fonema en función de éstas, y ese estructuralismo se afina incluso con el sistema de los elementos diferenciales de Jakobson. Con la glosemática de Hjelmslev, seguida por V. Bróndal y Togeby (sin hablar de los “campos semánticos” de J. Trier), la estructura se vuelve una “entidad autónoma de dependencias internas”, y si “detrás de todo proceso se debe encontrar un sistema”, el proceso no es más que el paso de un sistema a un otro, paso no formador sino debido a la imposición adquirida por el segundo sistema en virtud de interacciones puramente sincrónicas."
 
"Las “estructuras” no han matado al hombre ni a las actividades del sujeto. Cierto, debemos entendernos de los malentendidos sobre lo que se hace llamar “sujeto”, que han sido acumulados por ciertas tradiciones filosóficas (...) se debe oponer a la toma de conciencia, siempre fragmentaria y frecuentemente deformante, lo que alcanza a hacer el sujeto en sus actividades intelectuales, cuyos resultados conoce y no el mecanismo. Pero si se disocia así al sujeto del “yo” y de lo “vivido”, faltan sus operaciones, es decir, lo que extrae por abstracción reflexionante de las coordinaciones generales de sus acciones (...) Sostener entonces que el sujeto ha desaparecido para dar lugar a lo impersonal, sería olvidar que la actividad del sujeto supone una continua descentración que lo libera de su egocentrismo intelectual espontáneo en favor, no precisamente de un universal hecho y exterior a él, sino de un proceso ininterrumpido de coordinaciones y de reciprocidades. Ahora bien, este mismo proceso es generador de las estructuras en su construcción o reconstrucción permanentes: no existe estructura sin una construcción, sea abstracta o genérica."
 
"No es exagerado calificar el estructuralismo de Foucault de estructuralismo sin estructuras. Retiene del estructuralismo todos sus aspectos negativos: la desvalorización de la historia y de la génesis, el desprecio de las funciones y, en un grado inigualado hasta ahora, la negación del sujeto mismo, ya que el hombre desaparecerá pronto. En cuanto a los aspectos positivos, sus estructuras son sólo esquemas figurativos y no sistemas de transformaciones que se conservan necesariamente por su autoajuste. El único punto fijo en este irracionalismo final de Foucault es el recurso al lenguaje, concebido como dominador del hombre, porque es exterior a los individuos: pero aun “el ser del lenguaje” permanece voluntariamente para él como una especie de misterio del cual le gusta sólo subrayar la “enigmática insistencia” (...) hace evidente la imposibilidad de alcanzar un estructuralismo coherente al desligarlo de todo constructivismo."
 
"Si el sujeto de conocimiento no ha sido eliminado por el estructuralismo y si sus estructuras son inseparables de una génesis, es evidente que el concepto de función no ha perdido su valor y permanece implicado en la autorregulación de la cual proceden las estructuras."
"El inconsciente freudiano, cuyo valor Foucault aprecia aún más, porque anuncia el fin del hombre, en el sentido de una disolución de su conciencia como objeto de estudios erróneamente privilegiados. Foucault olvida aquí que la vida cognitiva entera es solidaria de estructuras igualmente inconscientes."
 
- Antes de continuar con Piaget, recordemos que para Lacan (1956) la Dirección de la Cura es donde "el analista interviene concretamente en la dialéctica del análisis haciéndose el muerto, cadaverizando su posición, como dicen los chinos, ya sea por su silencio allí donde es el Otro [Autre], con una A mayúscula, ya sea anulando su propia resistencia allí donde es el otro [autre], con una a minúscula. En los dos casos, y bajo las incidencias respectivas de lo simbólico y de lo imaginario, presentifica la muerte. Pero además conviene que reconozca, y por lo tanto distinga, su acción en uno y otro de esos dos registros para saber por qué interviene, en qué instante se ofrece la ocasión y cómo actuar sobre ello" (p.405).
Ampliando su relación con la muerte, Lacan (marzo, 1961) en su Seminario 8, define que esto “nos permite, al menos, concebir que algo de esto sea posible, y que efectivamente pueda haber alguna relación del analista con Hades, la muerte, como lo ha escrito en el primer número de nuestra revista una de mis alumnas, con la más bella altura de tono. ¿Juega él o no con la muerte? Por otra parte, yo mismo he escrito que, en esa partida que es el análisis, y que seguramente no es estructurable únicamente en términos de partida entre dos, el analista juega con un muerto. Volvemos a encontrar ahí ese rasgo de la exigencia común, que debe haber en ese pequeño otro que está en él algo que sea capaz de jugar el muerto”.
Otro ejemplo, es el que Bernardi (2010) exponiendo la conferencia que S. Leclaire en 1972 dió en Argentina: “Nosotros no pensamos que la transferencia sea la presencia de sentimientos reales. Nosotros consideramos como transferencia lo que se despliega en el campo de nuestra no-respuesta al deseo del paciente. (...) Nosotros no respondemos como persona humana (...) para no tener necesidad de recurrir a esta especie de ambiente sentimental. El sentimiento, por definición, es la confusión” (p.56-57).
Para la Clínica, de igual modo lo comprendía Foucault (1966): "Todo saber analítico está, pues, invenciblemente ligado a una práctica, a esta estrangulación de la relación entre dos individuos, en la que uno escucha el lenguaje del otro, liberando así su deseo del objeto que ha perdido (haciéndole entender que lo ha perdido) y liberándolo de la vecindad siempre repetida de la muerte (haciéndole entender que un día morirá)" (p.368).
 
- Volviendo en respuesta, Piaget critica a Foucault declarando que “al generalizar los poderes del lenguaje mismo, en el juego de sus posibilidades tensas hasta el extremo, lo que se anuncia es que el hombre está “terminado” y que, al llegar a la cima de toda palabra posible, no llega al corazón de sí mismo, sino al borde de lo que lo limita: en esta región en la que ronda la muerte, en la que el pensamiento se extingue".
 
Una vez más (antes de proseguir con Piaget) rememoremos en el Seminario 2 de Lacan, la incomodidad que sentía O. Mannoni frente a las formulaciones de lo Simbólico en Lacan:
“O. MANNONI: Lo que me molesta es que tengo la sensación de que este doblez imaginario no corta solamente, sino que es el alimento indispensable del lenguaje simbólico, y que el lenguaje, si se lo priva completamente de ese alimento, se convierte en la máquina, es decir, en algo que deja de ser humano.
[Lacan:] Nada de sentimiento. No vaya a decir que la máquina es una malvada y estorba nuestra existencia. No se trata de eso. La máquina es únicamente la sucesión de los pequeños 0 y los pequeños 1, y además, el problema de si es humana o no está totalmente resuelto: no lo es. Sólo que también hay que averiguar si lo humano, en el sentido en que usted lo entiende, es tan humano.
O. MANNONI: Es una cuestión muy grave.
[Lacan:] Sin embargo la noción de humanismo, sobre el cual no les daré un seminario, me parece bastante cargada de historia para que podamos considerarla como una posición particular realizada en un campo totalmente localizado de lo que Imprudentemente seguimos llamando humanidad” (p.471).
 
- Ahora regresando con Piaget dice:
"Una de las razones de esta extinción cercana es curiosamente buscada por Foucault en el estructuralismo mismo, el cual se abre “a la posibilidad y también a la tarea de purificar la vieja razón empírica por la constitución de lenguas formales y de ejercer una segunda crítica de la razón pura a partir de nuevas formas del a priori matemático.” Así, al generalizar los poderes del lenguaje mismo, en el juego de sus posibilidades tensas hasta el extremo, lo que se anuncia es que el hombre está “terminado” y que, al llegar a la cima de toda palabra posible, no llega al corazón de sí mismo, sino al borde de lo que lo limita: en esta región en la que ronda la muerte, en la que el pensamiento se extingue en la que la promesa del origen retrocede indefinidamente."
 
"De hecho, a partir de una mezcla de formalización lógico-matemática (que trata de los algoritmos, las funciones recursivas, los códigos, y sobre todo de la estructura elemental monoide, fundada en el orden y la asociatividad operativos), de lingüística general (que trata sobre todo de la sintaxis como el componente creador) y de la psicolingüística (conocimiento implícito que los habantes tienen de su propia lengua) Chomsky llegó a su concepción de la estructura lingüística".
 
"En los terrenos de la afectividad y del simbolismo inconsciente, Ch. Bally se había ocupado, ya hace bastante tiempo de lo que llamaba el “lenguaje afectivo”, cuya función es reforzar la expresividad que se usa continuamente en la lengua corriente: pero la “estilística” de Bally mostraba ante todo, en este lenguaje afectivo, una desintegración de las estructuras normales de la lengua. Al contrario, uno se puede preguntar si la afectividad no tiene su lenguaje propio, hipótesis que, bajo la influencia de Bleuler y de Jung, Freud defendió finalmente. Parece entonces que estamos aquí en un terreno sin relación directa con la lingüística, aunque evidentemente es importante para la función semiótica y para una semiología general.
Ahora bien, recientemente J. Lacan ha sido el primero en pensar que todo psicoanálisis pasa por un lenguaje, el del analista, que por supuesto, suele hablar poco. Centrado en esta nueva idea, Lacan se inspiró en el estructuralismo lingüístico y en modelos matemáticos conocidos para extraer nuevas estructuras de transformaciones, realizando la apuesta de hacer entrar lo irracional del inconsciente y lo inefable de los símbolos íntimos en el molde de un lenguaje normalmente destinado a expresar lo comunicable."
 
Finalmente, Piaget concluye sobre Foucault que: "sólo guarda del estructuralismo corriente los aspectos negativos sin que se llegue a discernir en su “arqueología de las ciencias humanas” (es el subtítulo del volumen) otra cosa que la búsqueda de arquetipos conceptuales relacionados principalmente con el lenguaje. Foucault la toma sobre todo contra el hombre y considera las ciencias humanas como el simple producto momentáneo de estas “mutaciones”, “a priori históricas” o episteme que se suceden sin orden en el transcurso del tiempo. En efecto, nacido en el siglo xix, este estudio científico del hombre desaparece de muerte natural sin que se pueda prever por cuál nueva episteme será remplazado."
 
Pd: Por si acaso, con esta publicación yo no concluyo que el debate con Foucault finalice en favor de Piaget. Al menos, hasta fines de los 60s Piaget destruye a Foucault. PERO! desde 1973, especialmente en 1981 el mismo Foucault pule varias de sus ideas y ya no es posible decidir que Piaget sería mejor que Foucault epistemológicamente en todos los ámbitos. Piaget no leyó las obras de Foucault desde los 70s y 80s, solo la de los 60s.

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