viernes, 12 de septiembre de 2025

Freud vs Schelling (Libertad ante el Yo)

Schelling de algún modo con su "Yo-absoluto" retoma el "Yo soy" tautológico de teología en Descartes. Algo que Freud pone de cabeza en su desconfianza al Yo como centro libre creador. En el debate Schelling vs Hegel, Freud coincide con Hegel cuando postula un Ello siempre en negación de sí en su puro devenir pulsional de empuje orgánico que en sus huellas emerge.
 
Mientras Schelling critica a Hegel su "no-yo Absoluto" de negación-devenir, pues a Schelling no le interesa la Ciencia tanto como a Hegel, dado que Hegel define el desarrollo de la naturaleza que se diferencia en niveles, donde culmina en un Yo autoconsiente de sí, dicho de otro modo (usando términos de Schelling), el "no-yo absoluto" de Hegel define al Yo como producto de la negación. Pero en Schelling es al revés, el Yo-absoluto pone al no-yo, pues el Yo absoluto en Schelling es in-creado no es condicionado a nada previo.
 
En Schelling, para cada sujeto, yo, existencia, Schelling los equipa con un Yo absoluto previo pre-personificado incondicionado. No queda claro si es un mismo Yo absoluto holográfico que se reitera en pequeña escala por cada yo(es), o si es el mismo Yo absoluto como Dios-total que genera sus mónadas (leibnizianas) regadas en el universo en copiadoras de semilleros a germinar a cada uno.
Schelling al buscar la libertad plena sin limitantes, sobretodo en la creación libre humana, conjetura su hipótesis ad hoc de un sustrato no-condicionado pleno (Yo-absoluto) que a modo ex-nihilo se autodelimita en finitudes repartidas, que luego, cada uno de sus trozos finitos (yoes) buscará alienarse perpetuamente a su costado infinito-absoluto del cual se desprendió, como un yo-absoluto que se auto-embarazó a modo ex-nihilo que nacen los yo-finito-empíricos. Su polo finito buscará su luz infinita perfecta-absoluta.
 
Schelling al no tolerar los determinismos mortales de lo empírico en su destino (la no-libertad), intenta frenar las determinaciones por un colchón de base (yo-absoluto) que asegure la libertad perfecta pura, que en caso de perpetuarse condicionantes a finitud, ese algo absoluto ad hoc, nunca rozaría ni un ápice al verdadero origen absoluto de la plenitud de libertad (yo absoluto).
Desde Freud, si existiera algo como libertad plena o creatividad pura en libre elección, esta se debería a la ilusión que creemos poseer de nuestro Yo como creador omnisciente de nosotros mismos. Vale decir, debido a las propias limitaciones del Yo quien jamás logra ser plenamente transparente de sí mismo, es lo que permite desconocer los gérmenes de los íntimos procesos que producen nuevos nexos. Para Freud, al no poder ser plenamente conscientes, nos ilusiona un margen de espontaneidad improvisada aparentemente inexplicable, pero Schelling saltaría a decir que eso justamente sería la libertad pura en sí que emana del Yo-absoluto. 
 
Schelling ignora que la finitud, la mortalidad, la ignorancia, el autoengaño, las defensas o fantasear ante la frustración, es lo que nos da ilusión de ser Amo de nuestra libertad efectiva. En Freud, la aparente "libertad" es la ilusión defensiva del yo, sumada a la ignorancia de no ser plenamente consciente o transparente a sí (de Ello). Este desfase, entre lo que se produce y lo que reconducimos es lo que ignoramos de nuestra voluntad. Aunque el ser humano crea cuestiones que anteriormente no existían, no es una creación anclada en una libertad absoluta que lo acobija, más bien, su libertad siempre está anclada en ciertos márgenes, pues si la libertad fuese absoluta no existirían comandos posibles para diferenciar un producto del proceso (algo que Lacan nunca toma de Freud y se parece a Schelling con su idea de afánisis y vacío). El proceso en Schelling sería exactamente lo mismo que el resultado, no habría diferencia, mientras en Freud, el proceso primario es lo que mayormente ignoramos y solo refrescamos lo posterior en procesos secundarios de lo sucedido como muestra de "libertad".
 
Schelling podría parchar aquello, aludiendo a su "Yo absoluto" ad hoc como la fuente detrás de toda fuente, cuyo Yo empírico-finito es la autogenésis de la limitación que produce el Yo absoluto (vía ex-nihilo), donde la orientación teleológica fundamental es aspirar al plano absoluto al cual debe redirigirse como aspiración pre-determinada. Sin embargo, si este "Yo absoluto" no requiere más libertad de la que ya tiene, pues si requiere libertad lo absoluto, no tiene toda la libertad consigo, por lo cual se auto-llena a sí mismo, dejará al Yo finito-empírico el desafío de ser libre creador de su vida apuntando al legado absoluto de libertad del cual nació, pero que, fue abortado, es decir, condicionado en su libertad limitada.
 
Si algo coinciden Freud y Schelling, eso sería la búsqueda de un Yo que aspira a la completa síntesis, intentar adueñarse a sí mismo. Freud también refiere al intento de alcanzar su yo-actual a su Ideal del Yo como referencia inconsciente tras la castración.
Obviamente la versión de Schelling radica en definir aquello como el legado infinito-perfecto-absoluto del cual el yo-finito-empírico deberá por ética re-ajustarse perpetuamente.
 

Desde Freud la superación de sí, siempre empuja desde Ello en re-enhuellarse los procesos que no podemos estar en simultaneo rastreando con plena transparencia de sí cada instante del devenir.

Creo que Fichte es mejor que Schelling, pues Fichte postula al Yo quien pone categorías al mundo (filtra limita), donde no hay Yo sin el mundo. Fitche en eso coincide con Schopenhauer en poner lo subjetivo y objetivo como condicionantes interdependientes. Pero en Schelling cae en un comodín absoluto del Yo, cambia el Dios de afuera a un Yo-absoluto para cada ser, pero ahí se parece a la mónada de Leibniz y al cogito de Descartes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario