domingo, 21 de julio de 2013

Mitos y caricaturas sobre lo sexual en Freud

Desde siempre o desde que comenzó Freud a postular los principios psicoanalíticos, los médicos de su época y todavía hasta hoy se cuestionan (se critica) el postulado de lo sexual o de la sexualidad en Freud o en el Psicoanálisis mismo (concepto polémico en la época de Freud a fines del S.XIX y todavía en pleno S.XXI).

Se enfatiza en catalogar la obra de Freud como mera pornografía (así lo expresó incluso alguna vez su propia esposa Martha), como una teoría psicológica pansexual donde todo conflicto neurótico o patológico (sintomático) se reduce a una roca enquistada en lo sexual que la origina. Más aún, con la teoría del Complejo de Edipo sepultó al psicoanálisis a la peor imagen posible, tras sobredimensionar caricaturescamente en criticas, no sólo el mito edípico (desear a la madre, rivalizar con el padre o un tercero), olvidando que el mismo Freud (1923) dijo: "la relación con los padres debiera referirse por entero a la bisexualidad, y no, como antes lo expuse, por la actitud de rivalidad". Se redujo aquel mito Edípico distorcionado fusionándolo con la exageración del pansexualismo en la siguiente ecuación sesgada en criticas (que todo adherente o lector de psicoanálisis escucha más de alguna vez reiteradas veces): "Yo no puedo creer en una teoría o psicología donde lo central de la persona está en su fijación incestuosa sexual con su madre de querer relaciones sexuales con ella y que las reprimió por culpa de su padre a quien lo odia por no lograr aquellos fines, los cuales están perpetuamente o determinados en la subjetividad hasta su muerte, buscando una pareja tal como lo fue su madre para sublimar o salir de aquel embrollo." Pues justamente, si esa primera imagen de entrada se tiene por lo general al Psicoanálisis, es evidente que tal injusto encuadre de prejuicios, distorsiones, exageraciones, caricaturas, que hasta hoy en día se han mantenido perpetuadas por más de un siglo, se sostienen entre otras causas por: resistencias en abordar temáticas sexuales (especialmente las infantiles, sobre todo con resistencias en negar placer genital antes de la pubertad), la idea de una psicología plenamente biológica (abordable exclusivamente desde componentes orgánicos, restando la historia subjetiva vivencial), una visión particular de una psicología que busca mediciones o estadísticos (rotulaciones y generalizaciones) y no procesos subjetivos que varíen en sus especificidad o particularidad de cada persona y por último, debido a la idea de una eficiencia en al modificación de conductas (lo más inmediata posible) a fines de adaptación social sin preocuparse de lo ético social (las consecuencias culturales) o la legítima diferencia del paciente o modo de ser.


De este modo (tal paupérrima imagen establecida en generaciones de injustas distorsiones y exageraciones), es ciertamente, obvio, sensato, razonable, rechazar cualquier idea que tenga relación con el Psicoanálisis, como una ciencia pervertida, pansexual, incestuosa y reduccionista. Puesto que si algo así existiera en las obras de psicología yo sin lugar a dudas lo rechazaría como falaz e indemostrable.


No creo que tenga sentido aclarar a cabalidad qué de cierto y de mitos hay en la conceptualización del Complejo de Edipo. Si bien es cierto que la obra de Freud se vio en modificaciones (dado su arraigo a su época conservadora a fines del S.XIX y los moldes sociales fijos que hacían difícil separar lo constitutivo psíquico de la producción cultural), debido a los aspectos complejos que se superponen entre lo psicológico y lo social con respecto al conflicto Edipico. Tras la muerte de Freud, hoy en día podríamos decir que el acento que más se extrae como valor Psicoanalítico en el Complejo de Edipo es más bien la idea del Complejo de Castración (en el sentido que si tu madre o cuidador era la figura que mayormente gratificaba tus deseos, se percatará cada uno ´los neuróticos´, que esa cómoda situación se va perdiendo hacia un sentido de autovalerse e independizarse).


No podemos negar, que la obra de Freud si estuvo impregnado de un estudio teorizado a determinar los cuadros sintomáticos desde las frustraciones sexuales en el sentido genital o "vulgar". No es difícil rastrear estas nociones trabajadas en sus Estudios sobre la Histeria, donde se descubrían sucesos traumáticos de invasión sexual prematura (muchos de ellos incestuosos), como también en sus estudios sobre las frustraciones en el coitus interruptus. Puesto que para Freud (adherentes al Psicoanálisis) es absolutamente evidente que lo sexual en el sentido genital y las fantasías sexuales (identificaciones y escenas) tienen un amplio margen inconciente en explorar, lo cual fue el primer terreno más fértil para construir los cimientos del Psicoanálisis sobre la represión, las pulsiones, las fases psicosexuales, etc.

Sin embargo, Freud haciéndose cargo de aquellas criticas exageradas o caricaturescas a su obra. Freud publicó un texto crucial llamado "Análisis Silvestre" de 1910 que marcó la más clara distinción sobre qué se entiende por lo sexual o sexualidad en su obra o en el Psicoanálisis mismo. Si bien Freud en sus comienzos daba un acento bastante mayor a lo sexual en el sentido genital, no puedo saber con certeza que provocó este giro sobre el acento de la sexualidad hacia un sentido de más allá de lo somático, o si en realidad, la postura de Freud allí señalada era la que compartía desde el comienzo de sus teorizaciones. Por esto mismo, resulta importante citar su ensayo "Análisis Silvestre" ya que Freud no fue del todo explicito en sus obras anteriores sobre este tema en particular. No obstante, sabemos que en 1905 su publicación "Tres ensayos de teoría sexual", Freud ya abordaba lo sexual desde los estadios psicosexuales, que no reducían lo sexual a la genitalidad misma, sino que ésta se concentraba pasando o recorriendo su líbido en distintas fijaciones que se terminaban finalmente a un primado de lo genital (idea que posteriormente modificó en parte dejando de dar pleno protagonismo a lo genital dando mayor luz a los efectos sexuales de los besos o caricias por ejemplo). En dicho texto Freud creía que filogenéticamente el autoerotismo oral de la succión dará paso a un estadio anal donde lo placentero estará entre lo retentivo y lo expulsivo en la psicosexualidad anal que está culturalmente enfrascada en el control, la higiene, autovalencia, entre otros.

Lo cierto es que en diferentes escuelas de Psicoanálisis se aborda la noción de lo sexual bajo diferentes modos, pero centrándonos primero en el aspecto Freudiano de dicho texto (antes de abordar algunas nociones posteriores o más actuales de lo sexual en Psicoanálisis) sobre "Análisis Silvestre", citaré lo siguiente con respecto a una paciente que fue derivada muy seguramente por un pleno ignorante respecto al Psicoanálisis: "éste le habla dicho que la causa de su angustia era su privación sexual, que ella no podía prescindir del comercio con el varón y, por eso, sólo tenía tres caminos para recuperar la salud: regresar junto a su marido, tomar un amante o satisfacerse sola. Desde entonces ella tuvo el convencimiento de que era incurable, pues no quería regresar junto a su marido, y su moral y religiosidad le vedaban los otros dos recursos. Había acudido a mí porque ese médico le dijo que se trataba de un descubrimiento nuevo que yo había hecho". Más adelante Freud refiriéndose a esta anécdota expresa: "Supongamos, entonces, que el médico dijo exactamente lo que la paciente informó. A cualquiera se Ie ocurrirá enseguida criticarle que un médico, si se ve precisado a tratar con una señora sobre el tema de la sexualidad, tiene que hacerlo con tacto y consideración. Ahora bien, estos requerimientos coinciden con la obediencia a ciertos preceptos técnicos del psicoanálisis; y además, este médico habría desconocido o entendido mal una serie de doctrinas científicas del psicoanálisis, mostrando así cuán poco avanzó en la comprensión de su esencia y propósitos." Luego Freud comienza con respectivas aclaraciones con respecto a la situación: "Los consejos de nuestro médico permiten discernir con claridad el sentido que atribuye a la «vida sexual». No es otro que el popular, en que por necesidades sexuales se entiende sólo la necesidad del coito o sus análogos, las acciones que tienen por efecto el orgasmo y el vaciamiento de las sustancias genésicas. Ahora bien, este médico no puede ignorar que suele reprochársele al psicoanálisis extender el concepto de lo sexual mucho más allá de su alcance ordinario". Como veremos la idea de lo sexual anteriormente señalada al inicio por las diversas caricaturas no coinciden, incluso Freud posteriormente agrega: "El concepto de lo sexual comprende en el psicoanálisis mucho más; rebasa el sentido popular tanto hacia abajo como hacia arriba. Esta ampliación se justifica genéticamente; también imputamos a la «vida sexual» todo quehacer de sentimientos tiernos que brote de la fuente de las mociones sexuales primitivas, aunque estas últimas experimenten una inhibición de su meta originariamente sexual o la hayan permutado por otra que ya no es sexual. Por eso preferimos hablar de psicosexualidad, destacando así que no omitimos ni subestimamos el factor anímico de la vida sexual. Empleamos la palabra «sexualidad» en el mismo sentido amplio en que la lengua alemana usa el vocablo «lieben» {«amar»}. También sabemos desde hace tiempo que una insatisfacción anímica con todas sus consecuencias puede estar presente donde no falta un comercio sexual normal". Citando hasta aquí hemos despejado todo sesgo injusto respecto a lo pansexual o derivación determinista a lo sexual como origen de síntomas o padeceres. Por si no quedó claro, Freud lo enfatiza aún más al decir: "como terapeutas siempre tenemos en cuenta que el coito u otros actos sexuales a menudo sólo permiten descargar una mínima medida de las aspiraciones sexuales insatisfechas, cuyas satisfacciones sustitutivas nosotros combatimos bajo su forma de síntomas neuróticos. Quien no comparta esta concepción de la psicosexualidad no tiene derecho alguno a invocar los principios doctrinarios del psicoanálisis que tratan de la significatividad etiológíca de la sexualidad".

Luego retomando a este médico que probablemente desfiguró el legado psicoanalítico Freud aclara: "Sin duda que ese individuo habrá simplificado mucho el problema mediante su unilateral insistencia en el factor somático dentro de lo sexual".


Más aún en su obra la Interpretación de los Sueños, Freud también es enfático al decir que se "trasgreden, creo, la medida de lo permisible en la interpretación de los sueños.
La tesis según la cual todos los sueños exigen una interpretación sexual, eterno objeto de polémica en la bibliografía sobre este asunto, es ajena a La interpretación de los sueños. No se la encontrará en ninguna de las ediciones del libro
".
 
Como señalé también al inicio de este ensayo, Freud jamás negó que existen neurosis gatilladas por conflictos sexuales en el sentido genital, pero en dicho texto Freud abre la pregunta: "Es cierto que según el psicoanálisis una insatisfacción sexual es la causa de las afecciones neuróticas. Pero, ¿no dice nada más?". No está demás señalar aquí que Freud tenía bastante claro ya en su época las nociones críticas que despertaban en sus escritos.

Más adelante Freud prosigue sus aclaraciones basándose en sus conceptualizaciones clínicas diferenciando las diversas angustias, pero para no seguir enfatizando más de lo mismo (lo ya citado me parece suficiente), Freud de un modo implícito a lo largo del texto se hace cargo de otra injusta crítica que ha permanecido todavía hoy en el imaginario social sobre el Psicoanálisis, esta es: ¿De qué me sirve saber intelectualmente desde dónde se originaron mis neurosis o síntomas si de esta forma no necesariamente lograría curarme?

Esta pregunta no deja de ser relevante hasta hoy en día en las escuelas psicoanalíticas y cada una de ella otorgan diversas respuestas para afrontar con más herramientas, recursos o métodos dichos procesos terapéuticos. O sea, reformulando la pregunta para aclarar: ¿Un análisis consiste solamente hacerle saber al paciente las razones de su padecer y con ello significaría, la necesaria sanación o extinción de la angustia? incluso para hacerlo más patente aún en la caricatura más clásica: "No creo que sabiendo de mi complejo edipico con mi madre, diciéndome: tu buscas a una mujer como tu madre y al no encontrarla te frustras, me lleve instantáneamente al mejoramiento de mis síntomas o angustias". Esta misma crítica Freud la aborda con mucha claridad en sus Conferencias de Introducción al Psicoanalisis en la Universidad de Clark por 1909, tras la entrega del título de honoris causa en USA. En este mismo Blog he publicado un par de ensayos con respecto al mismo tema, pero por espacio no desplegaré todo lo escrito que ya he dibujado a lo largo de mis ensayos en este Blog (invito a leer los ensayos "Interpretaciones de rocas y calcos" junto al ensayo sobre "Construcciones en análisis").

Freud a su modo lo enuncia someramente y lo contextualiza: "Una concepción hace mucho superada, y que se guía por una apariencia superficial, sostiene que el enfermo padece como resultado de algún tipo de ignorancia, y entonces no podría menos que sanar si esta le fuera cancelada mediante una comunicación (sobre la trama causal entre su enfermedad y su vida, sobre sus vivencias infantiles-, etc.). Pero el factor patógeno no es este no-saber en sí mismo, sino el fundamento del no-saber en unas resistencias interiores que primero lo generaron y ahora lo mantienen. La tarea de la terapia consiste en combatir esas resistencias. La comunicación de lo que el enfermo no sabe porque lo ha reprimido es sólo uno de los preliminares necesarios de la terapia. Si el saber sobre lo inconciente tuviera para los enfermos una importancia tan grande como creen quienes desconocen el psicoanálisis, aquellos sanarían con sólo asistir a unas conferencias o leer unos libros." Importante es aquí lo que al inicio de esta última cita Freud describe como "una concepción hace mucho tiempo superada", pues como algunos sabemos, en el periodo del método hipnótico anterior a la formulación del Psicoanálisis, la comunicación era una pieza clave o incluso resolutiva final del tratamiento. Aunque, no obstante, siempre estuvo como eje o guía el trabajo de recordar, puesto que su ensayo (que a propósito es el ensayo por el cual el título de este Blog se inspira) "Recordar, Repetir, Reelaborar", desarrolla los aspectos clínicos de la técnica psicoanalítica sobre el recordar y el vencer las resistencias al momento de comunicar las interpretaciones. En resumen la técnica Psicoanalítica presentó modificaciones o más bien, agregados para una depuración clínica más satisfactoria que hasta el día de hoy se siguen limando formulaciones como el trabajo de la "transferencia contra-tranferencia", "encuadre", "vinculo", "setting", "holding", "insight", etc.

Para terminar este ensayo (invitando nuevamente a las lecturas anteriormente citadas, ya que así se conseguirá una mayor comprensión de los distintos vértices que se relacionan). Definiré de una forma general el sentido de "sexual" en Psicoanálisis, más allá del expresado aquí en Freud en "Análisis Silvestre" de 1910.
Pues sexual lo podemos entender como toda aquella acción que conlleva a una gratificación placentera que no esté ligada a una necesaria autoconservación biológica. O sea, si damos un ejemplo, aquella persona que por ansiedad se muerde las uñas hasta sangrarlas, en dicho momento experimenta un cierto alivio tensional bajo este síntoma (repetición), ya que de no mordérselas le surgiría una angustia mayor (ganancia del síntoma), lógicamente sabemos que morderse las uñas en un caso de neurosis, el propio paciente sabe perfectamente (la mayoría de las veces) las consecuencias negativas de repetir (síntomatizar) tal acto que no puede impedírselo, aquello (disculpen el resumen que deja de lado muchos conceptos entre medio, pero es solo para aclarar un ejemplo), es lo no ligado en lo libidinal o sexual del sujeto. Otro ejemplo más simple sería el mero acto de mascar chicle o goma de mascar, el acto de chupeteo, succión, masticar que puede englobar al acto de masticar chicle es lo que Freud claramente expresa en el estadio psicosexual de la fase oral, donde claramente mascar chicle no tiene un fin autoconservativo biológico, puesto que lo sexual en el sentido psicoanalítico no está emparentado o relacionado con lo instintivo, innato biológico, por esto mismo, Freud emplea la noción de pulsión sexual y no el concepto de instinto, pues en estos casos de producción de síntomas o de repeticiones de placer que muchos de ellos van más allá del placer aparente(masoquismo, fumar, morderse las uñas, rascarse compulsivamente, ordenar obsesivamente algo una y otra vez, etc, etc). Todo esto tiene que ver como la satisfacción por vías sustitutivas de algo reprimido o prohibido que se subliman mediante estas repeticiones (síntomas). Claramente podría dar más detalles o ejemplos pero como el fin de este ensayo tiene la función central de despejar los mitos y caricaturas sobre lo sexual en Freud, creo que bastará con este esbozo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario