"Jacques Lacan, quien vendría a diagnosticar en el asilo para enfermos mentales de Sainte-Anne en 1938, que Artaud padecía una fijación irremediable, que nunca volvería a escribir y que viviría ochenta años. En aquella ocasión Lacan erró tres veces su “observación psicoanalítica rápida” : Artaud murió diez años después, pero antes no sólo salió de su fijación sino que escribió Van Gogh, el suicidado de la sociedad, uno de los ensayos mas lúcidos y virulentos que se conozcan contra la sociedad moderna y la psiquiatría en general y contra un tal “Dr. L.” en particular. En este ensayo encontramos esta sentencia lapidaria :
“Frente a la lucidez de un Van Gogh que trabaja, la psiquiatría no es más que un reducto de gorilas ellos mismos obsesionados y perseguidos que sólo cuentan, para paliar los más espantosos estados de la angustia y sofocación humanas, con una terminología ridícula, digno producto de sus cerebros atrofiados”. Y más adelante :
“No hay en efecto un sólo psiquiatra que no sea un erotómano destacado [...] Me basta con mostrarlo a usted mismo, Dr. L., para cimentar mi acusación”.
¿A quién atacaba Artaud bajo esa inicial ? La pregunta no es del todo obvia si tomamos en cuenta que el Dr. Jacques Lacan tuvo por entonces (seguramente sin saberlo) un “doble” en la persona del Dr. Jacques Latrémolière.
Durante la ocupación alemana, Artaud fue transladado a una zona libre por el Dr. Ferdière en una operación que le salvó la vida. Ferdière conocía de cerca al círculo surrealista y a petición del poeta Robert Desnos consintió en ocuparse de Artaud en el asilo de Rodez. Latrémoliére, el devoto subalterno de Ferdière, estableció entonces el siguiente cuadro clínico de Artaud: psicosis alucinatoria crónica, con ideas delirantes polimorfas de carácter lujurioso, desdoblamiento de personalidad, sistema metafísico extraño. En realidad se trata prácticamente del mismo diagnóstico que estableciera Lacan años antes. Latrémolière fue además el encargado de administrar personalmente a Artaud, una terapia de más de cincuenta electrochoques. Pues bien, este piadoso doctor murió convencido de que el famoso “Dr. L.” que Artaud colma de injurias en su texto sobre Van Gogh no era nadie más que él mismo. No podía estar más equivocado : Artaud se refería a Lacan (como lo confirmaría más tarde la editora Paule Thévenin)." Extraído de: http://mexiqueculture.pagesperso-orange.fr/nouvelles8-ulloaes.htm
Con respecto al electro-shock, Artaud mencionó: "El electroshock me desespera, me quita la memoria, aletarga mi pensamiento y mi corazón, me convierte en un ausente que se sabe ausente y se ve durante semanas persiguiendo su ser, como un muerto junto a un vivo que ya no es él, que exige su regreso y en donde él ya no puede entrar".
No hay comentarios:
Publicar un comentario