Otorgando una re-lectura del Edipo o al Complejo de Castración desde Tótem y Tabú (Freud, 1913). La primera Castración histórica (mitológica si quieren) fue de parte de los hijos contra el padre (dictador, jefe de la horda, etc). La castración nació ejercida por los hijos (el parricidio original).
Ahora, yo pienso que si leemos la Tesis de Freud en Tótem y Tabú, es exactamente eso, los hijos CASTRAN al padre, no al revés. Los hijos se revelan contra el padre, matándolo, aquel Lider o Padre que confisca para él todas las hembras, infanticida, el líder déspota sin límites de su Poder, etc.
Sin embargo, es cierto que los hijos se tuvieron que sentir castrados ante el poder déspota del Padre de la tribu o Líder, pero allí, no existe aún ninguna Ley (límite) de transmisión (generacional). Solo habría una dominación sin límite, o, si no, una anteriormente cruda Ley de Talión animalesca.
Luego esos hijos castran a sus hijos para recordar el daño moral de una falta de límites en los cuerpos desde lo social. Este recuerdo en algunos lugares se convirtió en culpa o en un Dios castigador que tenga los mismos poderes sin límites.
Desde el Freud de Tótem de Tabú, no sería: "En el Nombre del Padre" (Lacan). Sería más bien: en "el Nombre del hijo que mató a su padre" (recordemos a Saturno que devoraba a sus hijos).
Más allá si fue cierta la mitología de Freud (matar jefe de tribu, dictador primavera árabe), lo que construye la ética social, es a lo menos, la fantasía de matar al padre (como fundamento de la ética)
La Dialéctica en el Esclavo, es por un lado, el miedo del Obsesivo de querer (dudar) matar al líder (padre). En cambio, la Histeria no mata, lo seduce hasta la muerte (se convierte en el objeto que desea la misma Ley).
El padre o "en el(los) Nombre(s) de" nunca muere como proceso social (donde allí se desprenden los distintos proyectos y promesas de la salida del Edipo). O le temes-dudas (fobia-obsesión) o le seduces (histeria). Pues matarlo (acabar con la Ley) es matarte a tí mismo bajo el delirio narcisista maníaco (perverso que desmiente la Ley).
Reformulándolo como "en el Nombre del hijo que mató a su padre" Damos cuenta del miedo paterno a ser castrado por su hijo, ser superado por éste (su mismo fantasma de niño).
En conclusión, la Histeria al seducir, no se mancha las manos, procura que otros lo hagan, incluso la misma Ley cae rendida a sus pies, pues ningún objeto es digno de Ley para ella.
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